Mujeres reducen peso gracias a plan de salud
A las 9:00 de ayer, en el Auditorio del Hospital Francisco de Icaza Bustamante, se reunieron 13 mujeres -cuya edad en promedio es de 40 años- para celebrar la clausura de un programa piloto de salud que empezó el 1 de octubre del 2010 e impulsado por una médica particular y el nosocomio. Una por una entraron a la sala y se sentaron mientras esperaban por el inicio del acto.
Asistieron con ropa formal y sutilmente maquilladas para festejar la pérdida de peso que han experimentado, pero principalmente porque su salud está mejorando. Por sus atuendos destacaron entre el resto de invitados a la clausura del evento.
Ante el llamado de Glenda Vaca, coordinadora del Departamento del Seguro Social del Francisco de Icaza; pasaron una a una como modelos, para ser observadas por Javier Chacón, gerente de la casa de salud; Carlos Álvarez, gerente del Laboratorio Genfar; y Paola Álava, nutrióloga.
Ellas se reunieron para mostrar que luego de 6 meses de dieta y ejercicios, sin cirugías, pudieron bajar de peso, gracias a un programa estatal de nutrición solo para féminas.
Nelly García
Ella es licenciada en enfermería del Hospital Francisco de Icaza Bustamante, cuyo peso inicial hace medio año era de 93 kilos, pero actualmente solo es de 68.
A García le dolían los huesos, tenía osteoporosis, sufría por problemas con la tiroides y se asfixiaba. Ella acudió donde la doctora Vaca porque conocía que la galena quería impulsar un programa para combatir la obesidad.
Así García se sintió privilegiada al ser elegida dentro de un cupo de 20 mujeres.
“Por el horario que tengo en el Área de Terapia Intensiva no podía comer cinco veces al día como me lo recomendaron. Al llegar a casa me dedicaba a realizar varias tareas y cuando me daba cuenta, a las 18:00, recién comía. Me mandaba el caldo, arroz y hasta el cafecito”.
Sus hábitos cambiaron. Siguió la guía de alimentación, entregada por la doctora, la cual indicaba que tenía que comer cinco veces. También tomó la pastilla Orlistat, para eliminar grasas. “Me la tomaba antes del almuerzo”.
Los resultados fueron extraordinarios para ella. “Tenía problemas en mi matrimonio, por el sobrepeso. Ahora, al ver que adelgacé, él me cela; me llama si llego tarde”.
Los ejercicios son parte del programa. Al principio fue complicado para Nelly. Ella caminaba desde Jardines del Salado, donde reside, hasta el hospital para retirar la dieta que le proporcionaban. “Esa caminata duró cuatro meses hasta que me lesioné la pierna por la osteoporosis. Estuve un mes sin andar; pero recientemente comencé a hacer aeróbicos”.
Para Nelly es imposible mirar atrás; está firme en su decisión de continuar.
Bases del programa de salud
El programa, antes de empezar, escogió de forma aleatoria a 20 trabajadoras del hospital que tenían índices de obesidad o enfermedades hereditarias; 15 de ellas terminaron el programa y cinco desertaron. La duración proyectada para el programa fue de seis meses para obtener resultados y se hizo seguimientos psicológicos y nutricionales.
El gerente del Laboratorio Genfar apoyó con Orlistat como medicación de soporte. Este producto inhibe la absorción del 30% de las grasas que se ingieren al comer. Genfar subvencionó los tratamientos con un 50% de descuento a las participantes. El primer mes se proporcionó gratis. Al resto del personal, que no era parte del plan, se les ayudó con un 30% de reducción de los costos.
En el plan se tuvo en cuenta parámetros como la presión arterial, bioquímicos, pruebas de tiroide, perímetro abdominal, índice de masa corporal con peso y medidas, y las valoraciones quincenales.
El programa incluyó, además, las dietas proporcionadas por el hospital, el almuerzo, reunión bimensual, el plan de ejercicios, charlas motivacionales y planificación de soporte.
Tanya Bravo
Ella trabaja en el laboratorio clínico, área de bacteriología y sufre del síndrome metabólico, es diabética desde hace 18 años, tiene hipertensión y es nefrópata (afección en los riñones). Antes pesaba más de 120 kilos, pero bajó a 99.
“Si no me cuidaba iba rumbo a la diálisis. Antes desayunaba bolones, encebollados, guatita. En el almuerzo y merienda me alimentaba con cualquier cosa. Ahora no ingiero azúcar ni sal y ya no me canso tanto cuando realizo actividades físicas”. Entre risas señaló que hay que seguir con los ejercicios.
Balance estadístico del plan
Siete pacientes comenzaron con hipertensión arterial, 10 con dislipidemias (trastornos de colesterol y triglicéridos) y tres con síndrome metabólico. “Solo el 71% de ellas presentó colesterol y triglicéridos normales; una paciente persiste con presión elevada; una no logró disminuir sus niveles de glicemia y hay quienes tienen dislipidemia, que son aquellas que menos bajaron”, informó Vaca.
Este lunes se realizará un almuerzo para conocer la reacción del resto del personal del hospital.