Monte Sinaí, sector de necesidades e iniciativas
María observa televisión recostada en una hamaca, dentro de una vivienda en el sector Las Marías, en Monte Sinaí, ubicada al pie de un pequeño lago que, asegura, se formó hace tres inviernos “y aún no se seca”.
La mujer omitió su apellido por protección. Ella, al igual que sus vecinos, viven con temores constantes porque sienten que serán sacados, como dice la ley, de un momento a otro.
“De aquí no queremos salir”, sentencia la mujer de origen manabita, quien abandonó su provincia natal a los 15 y se radicó, cuando llegó a la urbe, en Flor de Bastión.
En 2010, por la necesidad de contar con casa propia, decidió, junto a su esposo, comprar un terreno en Monte Sinaí.
Prefirió no revelar detalles de la transacción que le permitió vivir en medio de limitaciones de servicios básicos. Pese a ello, considera que está viviendo mejor que en Flor de Bastión.
La mayoría de las casas que se levantan en las cooperativas de Monte Sinaí son construidas en madera y caña guadúa con techo de zinc, algunas de las cuales tienen dos pisos.
Los negocios de abarrotes (tiendas y panaderías) aparecen en menor número mientras más se avanza hacia el oeste, por la avenida Casuarina.
Las personas que habitan las zonas más periféricas, para suplir las necesidades de alimentación, han levantado parcelas donde cultivan yuca, verde y maíz.
También se dedican a la pesca en los brazos de esteros y crían animales de granja como gallinas y cerdos.
Los moradores de Monte Sinaí que se oponen a la reubicación en planes estatales com Socio Vivienda alegan que existen límites en cuanto al número de personas que pueden vivir en una casa y que no tendrían iguales facilidades para cultivos y crianza de animales.
Otros, como Rubén Mosquera, no tiene inconvenientes en ser reubicado en tanto tenga un techo en donde vivir.
“Tampoco comparto con que se desaloje a las familias cuando aún no tienen su situación definida”, afirmó Mosquera, en referencia a los operativos que se realizaron recientemente en Ciudad de Dios y La Camila.
La limitada cobertura de servicios básicos como agua potable y energía eléctrica, y la falta de pavimentación en las peatonales son situaciones que debieron ser solucionadas por los mismos moradores.
El agua potable llega con tanqueros que cobran hasta un dólar por llenar recipientes metálicos grandes.
Mientras que se abastecen de luz eléctrica mediante acometidas que, según algunos moradores, ya estaban ahí cuando compraron los terrenos a los dirigentes del lugar, algunos de ellos apresados, otros prófugos.
En cuanto a las alternativas para la movilización, buena parte de los habitantes se moviliza en líneas como 14, 105 y 123, las cuales abordan en la Casuarina.
Son pocos los sitios en donde se puede notar un vehículo estacionado al pie de casas de caña o de construcción mixta (cemento y madera).
También existen tricimotos que transportan a la gente desde sitios apartados como Voluntad de Dios hasta la Casuarina.
En Tres Bocas, las 160 familias que habitan la cooperativa se han organizado para realizar rellenos con volquetadas de tierra y nivelar las vías de su sector.
Dennis Medranda, vecino del lugar, comentó en relación a las mejoras en el sitio que sería bueno “trabajar junto al Gobierno y que nuestra situación mejore”.
En lo que se refiere a la seguridad ciudadana, el patrullaje se observa más en las vías pavimentadas y en la Casuarina y se reduce en los sitios que no cuentan con hormigón o asfalto.
Lucía Corral, del sector de la Ladrillera, llegó desde su natal Loja para establecerse con su familia en 2010. Desde entonces, aseguró, “es raro ver a los militares y policías cuando no hay desalojos”.
Los incidentes delincuenciales como robos y estruches “son tan comunes como en otros sitios, no creo que sea mejor o peor que otras zonas más resguardadas como Sergio Toral pero sí hace falta seguridad”.
Los representantes de 40 cooperativas de Monte Sinaí se encuentran en diálogo permanente con las autoridades para dar una solución a las necesidades de vivienda y servicios básicos.
Las familias de sectores como Thalía, Ciudad de Dios y La Camila recibieron, semanas atrás, notificaciones por parte de la Secretaría Nacional del Agua (Senagua) para que abandonen el lugar debido a que se estaba invadiendo la zona de seguridad del complejo hídrico de Santa Elena.
El Ministerio de Desarrollo Urbano y Vivienda (Miduvi), simultáneamente, promovió los planes habitacionales a las personas afectadas.
