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Entrevista / Ferdinand Hidalgo Rojas / exdirigente deportivo

“Mi legado es el libro que estoy haciendo, aún sin título”

Foto: Alfredo Piedrahíta / El Telégrafo
Foto: Alfredo Piedrahíta / El Telégrafo
22 de febrero de 2015 - 00:00

Por Nury Cárdenas Aguirre    

Recordando frente a un gran álbum de recortes de periódicos el doctor Ferdinand Hidalgo hablaba sobre su vida futbolera. Nació en Manabí, pero migró a Guayaquil para estudiar leyes en la Universidad de Guayaquil. Es amante del fútbol desde muy corta edad y emelecista de corazón y desde siempre.

Cuando vivía en Manabí la Federación Deportiva Nacional del Ecuador, que en ese tiempo controlaba todos los deportes, lo nombró delegado y vocal de dicha provincia.  

“No encontraron en mí un hincha, yo aprendí a ser directivo neutral. La insignia de mi equipo la llevo en mi corazón, pero ya con cargo uno tiene que controlarse, nunca ser hincha (…) uno tiene que buscar lo más transparente para ser neutral. Solo así se puede ser un buen dirigente”.

Dentro de su casa ubicada en la ciudadela Bolivariana, al norte de la ciudad,  existen 5  estanterías de madera oscura, rebosantes de condecoraciones, trofeos, fotos, y más recuerdos de las más  8 décadas de vida que tiene este hombre de voz firme.

Todas sus respuestas van cargadas de historias y anécdotas.

Podría pasar horas, sin descansar, hablando. Hablando sobre fútbol, Emelec, su esposa, sus alegrías, sus frustraciones y la FIFA, pues fue el único ecuatoriano miembro del máximo ente del fútbol mundial.

Hidalgo es una institución del balompié.  Primero le  hicieron llegar una carta  de felicitación;  luego le solicitaron su número de teléfono y dirección domiciliaria y así se fue formando el hombre de fútbol que ahora es.

Al llegar a Zurich, un ejecutivo colocó una insignia en la solapa de su terno. Así empezó su vida entre los grandes del mundo. “Es algo lindísimo estar en un Congreso. Cuando uno cae bien lo llaman por el intercomunicador y le dicen: “Doctor, hable más despacio o hable más claro, lo que está hablando está muy bien”.

Esa historia data de 1966 cuando se inició como representante de Sudamérica ante el organismo más poderoso del mundo en material futbolística.

Cada cuatro años, para los mundiales, este ecuatoriano destacado disfrutaba de 46 días en las sedes del país organizador. Le entregan el cronograma de partidos y él decidía qué juego deseaba presenciar.

¿Cuándo y cómo llegó a ser presidente del Club Sport Emelec?

Comencé a asistir a las asambleas del Emelec por curiosidad, para saber las decisiones sobre el equipo; cuando me notaron me pidieron ayuda por mi título de abogado. Me pagaron la inscripción de socio pensado que no me la podía pagar y comencé a ser parte de las discusiones del equipo. Por mi constante participación en las reuniones de la asamblea del Emelec empecé a escalar. Primero me nombraron vocal, después segundo vocal y pasando por el directorio de Emelec se fueron 50 años. Fui elegido por la asamblea compitiendo contra otros candidatos hasta llegar a la Presidencia del Emelec.

¿Hubo momentos difíciles en su periodo como Presidente del Emelec?

Fui presidente del Emelec desde el 2005 al 2007. No sé cómo se podría hablar de momentos duros o momentos fáciles, pero la mayoría tiene que ver con la situación económica. En este último periodo cuando fui Presidente no hice comisión de fútbol por la situación económica, ya nadie quería venir al Emelec (…) A veces cuando el equipo no responde y los sueldos son muy altos, no alcanza. Un cuadro de fútbol del Ecuador no se defiende como produce (…) ¿Usted sabe lo que es una plantilla de 40 jugadores? Hay que multiplicar por miles de dólares para contratar a jugadores. Por eso un directivo tiene que tener la capacidad de lidiar con estos problemas.

¿Qué piensa sobre el dirigente  Omar Quintana?

Nuestra relación es buena, pero es un tipo bastante fuerte. Es un hombre que da resultados. Quintana es el segundo dirigente que tiene buenos resultados del equipo y cuando ellos quedaron campeones yo estaba en la presidencia controlando todo.

¿Y qué opinión tiene sobre el actual presidente del Emelec, Nassib Neme?

Cuando él fue presidente en  1992  hizo la reconstrucción del estadio Capwell, un estadio pequeño para el Emelec, en ese estadio jugó la primera selección americana en el 47’, la sudamericana de fútbol. En esa época 18.000 personas eran suficientes para un estadio… ahora está renovándose con el nuevo y moderno estadio.

¿Qué piensa usted del nuevo estadio Banco del Pacífico para el Emelec?

Eso ya está financiado, Nassib ya ha hecho una maqueta de lo que será el nuevo estadio de Emelec. El
club de Emelec no debe nada.

¿Cree usted que Emelec ha evolucionado estos últimos años, partiendo del tiempo en que dejó de ser Presidente?

Está mucho mejor. Nassib Neme ya está reeditando lo que hizo desde 1992. En 1993 también fue campeón el Emelec.

¿Cómo llegó a ser dirigente de la FIFA?

Estando en la Federación  Nacional, la Confederación Sudamericana me nombró delegado del Ecuador. El Congreso de la Confederación observó mi actuación ante las sesiones y me nombraron representante de Sudamérica ante la FIFA. El puesto que me otorgaron estaba en la Comisión organizadora y me quedé por 22 años, hasta 1986, cuando me sustituyó mi gran amigo Carlos Coello.

¿Cuál era su cargo como dirigente de la FIFA?

En la FIFA yo era representante en la Comisión Organizadora de los mundiales. Cada continente tiene sus países afiliados a ese continente que son confederaciones. Y por todas esas confederaciones, hay un rector de fútbol. En Zurich, que es la sede de la FIFA, se controla a todos esos países y a los continentes. Y allá tienen sus comisiones para organizar todo el fútbol del mundo y por cada continente se forman las directivas. Entonces yo estaba en la  comisión organizadora para planear los mundiales, hacer reglamentos, corregir el campeonato anterior, rectificar… la comisión de justicia de la FIFA me enviaba a los mundiales, a todos, desde el 70’.

¿Qué hace ahora que ya no es dirigente de la FIFA?

Desde que dejé de ser directivo, soy miembro de nuevo en la FIFA, que significa que por estatutos el “miembro de honor” es como un reconocimiento por el fútbol del mundial (…) Son invitados los miembros de honor a todos los mundiales y a todos los congresos. Tienen voz, pero no voto.  Eso  es lo que me dejó la gran vida mía en el fútbol.

¿Dejará algún legado para las personas que estén interesadas en el fútbol?

Mi legado es el libro que estoy haciendo, que todavía no tiene título pero que habla de cómo se llega a construir una dirigencia de fútbol. Cómo se la llega a construir y cómo se la va formando.

Mi editora viene a mi casa y me entrevista. Yo les cuento cómo se hace una trayectoria. Las caídas, las levantadas. Saber ser líder, saber ser dirigente. Eso deja una lección de vida.

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