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Más mujeres son las jefes del hogar

Más mujeres son las jefes del hogar
21 de mayo de 2011 - 00:00

Agustina Hurtado es una mujer de 53 años, de sonrisa fácil, que desde hace tiempo atrás, casi dos décadas,   tuvo que convertirse en jefa de hogar.       

Tras el abandono de su esposo, luego de 13 años de casados, ella tuvo que sacar adelante a sus hijos  que apenas tenían siete, seis y cinco años de edad. “Cuando me quedé sola trabajé incansablemente por ellos”, recuerda.  Agustina es de las personas que creen que solo las emprendedoras salen adelante. 

Su día, desde entonces, empieza a las 06:00. A esa hora se dirige al Hospital Geriátrico Sagrados Corazones. Allí  atiende a varios ancianos, los saca a pasear y les da de comer. Por ese trabajo recibe entre $120 y $130. Así logró conseguir un título de auxiliar de enfermería, cuenta con orgullo.  “Lo más bonito es poder ayudar a los viejitos, algunos no pueden ni moverse y me necesitan”.

A las 14:00,  con una caja de herramientas que le sirve de lonchera, del centro geriátrico sale para seguir con su segundo trabajo: la venta ambulante de copias de discos compactos de películas y música. En una mochila los transporta. El precio por unidad es $1,50.   

“No me puedo quedar en un solo lugar, así no se logra una buena venta. Si se quiere ganar más uno debe ir donde está la gente”.

Agustina organiza su recorrido de la semana, en bus, según el día.  Los lunes se queda en Carcelén y otras zonas (norte de Quito); el martes, en el mercado de Santa Clara (norte); el miércoles, en la avenida Mariana de Jesús (norte); el jueves, en el centro; y el viernes, en los barrios del sur.

De acuerdo con la zona en la que se encuentre, ella se da tiempo para visitar a sus hijos que actualmente son profesionales adultos e independientes.   

Cuando ve en algún reloj público que son las 16:30 busca la estación de trolebús más cercana y se dirige inmediatamente rumbo a su casa. A esa hora abre un pequeño negocio de juegos de video, el cual funciona hasta las 21:00. Luego atiende a su madre de 83 años de edad, quien sonríe al verla.   

“Mi madre puede hacer sola pocas cosas, tiene dificultad para moverse, pero es una gran conversadora. Ella es mi responsabilidad".   

Cambio en modelo familiar

Los datos del censo realizado recientemente en el país revelaron que el 26,70% de las jefaturas del hogar (independientemente de sus ingresos, estado civil o rol familiar) ahora está en manos de las mujeres.

Otros datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INEC) determinaron que en  2009 esa cifra solamente era de 24%. El 26% de ellas, en el último censo, son consideradas pobres.

Para el analista económico Hugo Villacrés, la pobreza no es un problema que se vincula directamente con la jefatura del hogar de la mujer. Él considera que ser cabeza se determina en el mismo núcleo.

“Puede ser que dentro de determinado hogar, la pareja trabaje y se defina como cabeza de hogar a quien gane más o bien a quien administre el dinero, ese papel lo puede cumplir cualquiera de los dos”.

En cambio Toyi Jácome, psicóloga y orientadora familiar, manifestó que entre los factores que inciden en la tendencia de la mujer como cabeza de familia está  el desarrollo económico de su entorno y hogar.

“No es algo de la última década, ni tan siquiera de las últimas generaciones”, afirmó Jácome. “La mujer siempre ha sido protagonista del éxito de sus familias solo que ahora, al aportar económicamente, tiene mayor poder de decisión dentro de su casa”.

Según la encuesta del Inec el 33% de las mujeres jefas de hogar están separadas, el 21,8% son viudas, el 13,6% son solteras, el 9,4% son divorciadas, el 9,2% casadas y el 6% viven en unión libre.

Ángela López, de 62 años de edad, está en el grupo de las cabezas del hogar que son separadas.     

Ella vive con su hija de 25 años en el barrio la Josefina, uno de los más humildes al norte de la capital. La discapacidad auditiva de su vástago y los conflictos con su ex esposo no le han permitido encontrar un trabajo estable. Ella se separó tras una disputa por la vivienda.

La discapacidad de Andrea y las condiciones en las que vive la convierten en beneficiaria del bono Joaquín Gallegos Lara ($240) que entrega la Misión Manuela Espejo.

Habita en una construcción inconclusa de aproximadamente 40 metros cuadrados. La levanta ella misma en un terreno que le cedió uno de sus hijos.

“Mi ex esposo me hizo vender una propiedad que tenía en Machala para con ese dinero ampliar la casa en la que vivíamos y tiempo después me quiso echar con abogados, diciendo que se la había vendido a una de sus hijas”. Al momento llega a dormir a la casa en la que vivía con su ex esposo. Allí hay una refrigeradora vacía, una lavadora a la que su ex marido le rompió las tuberías, dos camas y pocos muebles. 

El dinero del bono lo reparte entre la compra de medicinas que a veces su hija debe tomar, la comida diaria, pagar el servicio de luz eléctrica y algunos trámites que debe cumplir por el divorcio. 

La inversión que hace en alimentación es una planificación diaria, casi nunca tiene para las tres comidas, sin embargo su hija y ella gozan de buena salud.

Cuando le queda dinero lo utiliza en comprar material de tejido que luego venderá a las vecinas del barrio o a otros interesados que encuentre en la calle.

“Por mi hija no puedo tener un trabajo estable, pero con los tejidos me ayudo porque los llevo a todas partes y los hago. Hasta ayer por ejemplo, vendí lo que me quedaba y ahora espero juntar más dinero para compra más material”.

El precio varía según lo que haga: tapetes, sombreros, pequeños bolsos, pueden costar entre $2,50 y $10. El ingreso extra que le genera esto servirá para comprarle algo de ropa a su hija y un poco de material para la nueva casa.

Tendencia en aumento

El antropólogo Diego Velasco explica que el hombre  siempre será  el jefe del hogar, según la concepción social. 

Sin embargo, agrega, que dentro del hogar, generalmente, es la mujer quien toma las decisiones y se encarga de administrar los recursos. “Contradictoriamente somos machistas hacia el exterior, pero dentro del hogar se vive un matriarcado”.

Para él es real el fenómeno de que la mujer ahora lleva las riendas del hogar. “Las cifras que presenta el Inec mostrarán a futuro un incremento al que la sociedad se irá acostumbrando”.

En el campo educativo, según el  censo,  44,2% de las madres jefas de hogar tiene educación básica, el 32,2% educación media y el 12,4% universitaria.

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