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Mapasingue, combativo, residencial e industrial

Mapasingue, combativo, residencial e industrial
05 de enero de 2014 - 00:00

La hacienda Mapasingue –la palabra viene del quichua y significa ‘nariz sucia’- es un fundo colonial que tuvo varios propietarios desde el siglo XIX, entre ellos, Miguel de Anzoátegui, Pedro Pablo García Moreno, Francisco X. Aguirre Jado, hasta Cecilia Gómez Iturralde de Pareja Rolando, quien fue su última dueña. Dos sucesos ocurrieron en la historia del Ecuador que tuvieron como escenario la hacienda Mapasingue: el conflicto con el Perú entre 1859-1861 y la guerra contra Veintemilla en 1883.

El 8 de noviembre de 1859 arribó a Mapasingue el general Ramón Castilla, presidente del Perú, con 5.000 hombres, para someter a Guayaquil. Su presencia fue motivada por la declaración de guerra que hizo el Perú al Ecuador, debido a las tratativas de la deuda externa ecuatoriana que, según los sureños, les perjudicaba. Castilla aprovechó la profunda crisis política que vivía el Ecuador para invadirlo y apoyó al general Guillermo Franco, quien encabezó 1 de los 4 gobiernos que se formaron en medio del caos. Ambos firmaron el 25 de enero de 1860 el vergonzoso ‘tratado de Mapasingue’ que reconocía las aspiraciones peruanas por la posesión de los territorios del Marañón, apoyándose en la Cédula Real de 1802.

Mapasingue también figuró en la guerra contra el dictador Ignacio de Veintemilla (1883-1884). El ejército restaurador de los conservadores llegó a Mapasingue el 16 de mayo de 1883, donde ya estaba Eloy Alfaro, líder máximo de los regeneradores liberales, quien había ingresado desde Pascuales, el 29 de abril, al mando de “1.400 hombres, de los cuales estaban bien armados 1.200 entre infantería y caballería”.1   

Desde la hacienda Mapasingue el líder conservador José María Sarasti y el caudillo liberal Eloy Alfaro planearon el asalto a Guayaquil e incluso la bombardearon, como ocurrió el 23 de mayo de 1883, cuando, según el historiador Manuel Gallegos Naranjo, “caen en la ciudad de Guayaquil varias balas de cañón, arrojadas por el ejército Restaurador desde Mapasingue”.2  Finalmente, el 9 de julio, la coalición de liberales y conservadores derrotó a las fuerzas gobiernistas. Así, Mapasingue inscribía su nombre en páginas gloriosas de la historia nacional.  

A mediados del siglo XX Mapasingue reaparece en la historia cuando se planifica su urbanización. Así lo relata Luis Nelson Estrella: “Los señores de la ‘urbanización de Mapasingue’ estaban lotizando terrenos y los principales terrenos que estaban aquí a la carretera los vendieron a la zona industrial; entonces, los trabajadores que vivieron se dieron cuenta de la posibilidad de la toma de tierras, no las invasiones, porque es un derecho humano. Entonces las primeras cooperativas eran eso: compañeros que estaban trabajando en el sector y luchaban porque sabían que estaban cerca del trabajo, eran miles de trabajadores de una serie de fábricas que habían en el sector, como Clavos Guayas, Seven, Drocaras, Jugos Guayas, Superba, pues era un sector industrial de Guayaquil muy importante”.

La lotización de Mapasingue, en la década del 60, respondió a la necesidad de crecimiento de la ciudad, hacia el norte, según la planificación del Cabildo. Sin embargo, a pocos años de la creación de la ciudadela Mapasingue, los vecinos se quejaban del abandono municipal y se aprestaban a hacer manifestaciones. Una nota periodística aparecida en 1970 así lo consigna: “No sorprendió a nadie la actitud de hecho asumida por los moradores de la urbanización Mapasingue. Esa gente hacía rato que clamaba porque alguien se diera cuenta de sus problemas. La verdad es que acudieron a personas e instituciones demandando atención a sus peticiones y siempre obtuvieron el mismo resultado: evasivas, ‘peloteo’. Por una parte los promotores de la urbanización esquivando compromisos; por otra, la Municipalidad manifestando que la ciudadela no ha sido recibida por la Corporación; mientras tanto los moradores se ahogaban en el fango y eran víctimas de las plagas implacables”. “Es que hay que internarse en Mapasingue para comprender cuánto sufren las personas que allí viven”, concluía el reportero.3

En efecto, las condiciones de vida de los primeros habitantes de Mapasingue eran muy duras, especialmente para los que llegaron después del primer asentamiento y ocuparon el cerro. La lucha por la toma de tierras empezó con la creación de las primeras cooperativas, a partir de 1972: la cooperativa 27 de Enero, la 16 de Septiembre y la cooperativa Mapasingue. “Estas 3 cooperativas fueron las pioneras de la zona norte del Guayas”, acota Luis Alfredo Aguirre Carrión.

En Mapasingue es sumamente  relevante la participación de las mujeres en el proceso de toma de tierras y en la lucha por la consecución de los servicios básicos. Así lo comenta Luz María Morales Navas, más conocida como María Izurieta: “Sí les podría decir que hubo una participación bien fuerte de la mujer, pues tuvimos que aguantar grandes desalojos me recuerdo que cuando… no estuviera conversando ahorita si el tractor al cual me le tuve que poner al frente y decir ¡mátanos! Y arengar a las mujeres y niños y ponernos a cantar el Himno Nacional. El tractor dio la vuelta”. También Azucena Fajardo entrega su testimonio: “Sufríamos tanto por apenas una chocita que se la había construido, que al policía no le importaba, porque con sus propias piernas pateaba el tumbado. Viajábamos a Quito para agilizar el asunto de que se nos expropiara, porque nosotros no fuimos invasores; por el contrario, se debe agradecer por siempre que nosotros fuimos a poblar esas tierras que estaban abandonadas, que eran un potrero. Recuerdo que mi hijo pequeñito, Gary, me decía cuando pasaban los compañeros con sus animales: Mamita, mamita, cómprame un caballito que sí hay espacio para ponerlo en el patio”. Estos conmovedores relatos muestran la ejemplar dedicación de muchas lideresas que hicieron de Mapasingue su hogar y defendieron su anhelado sueño y el de sus hijos, por tener un techo bajo el cual guarecerse.

Pero los moradores de Mapasingue no estuvieron solos; contaron con el apoyo de grupos estudiantiles de la Universidad Católica, la Universidad de Guayaquil y la Universidad Laica: “Los jóvenes desde esa época vinieron a hacer sus prácticas en el sector y quienes estábamos al frente como dirigentes tuvimos mucho apoyo para lograr la orientación de un desarrollo social para lo que hoy es Mapasingue”, señala Fulgencio Arévalo.

Si bien, en su momento, hubo ONG que trabajaron en el sector, algunas no sintonizaron completamente con las aspiraciones del pueblo. Así lo consigna Fulgencio Arévalo: “Debo mencionar a un director de una ONG que nos dijo que en Mapasingue, el cerro, nunca íbamos a tener alcantarillado, y yo le dije: lo reto a usted, doctor, pero vamos a obtener el alcantarillado y el agua por tubería, y en el año 2000 formamos otra organización social que es la Federación de Organizaciones Sociales de Mapasingue Este, se la formó con el objetivo de presionar a los gobiernos seccionales y nacionales para lograr el agua por tubería y el alcantarillado.  Ya estamos por una tercera  fase del alcantarillado de Mapasingue”.

Dolores Quijano también refiere el apoyo que tuvieron los ciudadanos y las ciudadanas de Mapasingue, de parte de las organizaciones sociales: “Quiero referirme que ese grupo humano tuvo un soporte en el movimiento sindical, ese es un poco su vertiente de apoyo, su paraguas y todo este grupo poblacional siempre asistía a las movilizaciones del Primero de Mayo y asumía la consigna del movimiento sindical y del campesinado, había bastante interrelación porque muchos de los pobladores vienen de la zona rural, del campo. Yo me recuerdo, el 16 de septiembre tiene una base sindical, por eso es que el decreto 834 que lo hace JJ Bejarano es producto de esa afluencia”.

La legalización de los terrenos en Mapasingue se consiguió por 3 vías: la venta directa de la antigua propietaria de la hacienda Mapasingue, Cecilia Gómez Iturralde; la legalización según el decreto 834, y lo dispuesto en el decreto 2740. En la primera normativa, expedida en 1976, se expropiaron 25 hectáreas que beneficiaron a 700 familias de las 3 cooperativas más antiguas de Mapasingue. Posteriormente se aprobó el decreto 2740, mediante el cual el gobierno autorizó a la Municipalidad de Guayaquil que “al precio de 10 sucres el metro cuadrado venda en forma directa solares ubicados en zonas marginales del cantón que […] fueren calificadas previamente por el I. Concejo Municipal, a favor de los actuales ocupantes que hubieren edificado algún tipo de vivienda y se encuentren habitando en él con su familia en un período no menor de 5 años”.4 Es decir, este decreto benefició a extensas zonas de asentamientos populares, cuyos habitantes obtuvieron finalmente la legalización de los terrenos.

En los últimos años Mapasingue se ha mantenido en relativa calma, aunque todavía falta dotar de alcantarillado a algunos sectores del barrio. “Dicen que Mapasingue siempre ha sido de izquierda y por eso han tardado las obras”, comentan en el barrio. Sin embargo, antiguos líderes como Nelson Estrella recuerdan que el barrio nunca se prestó al juego político de ninguna tendencia partidista: “Nosotros participamos en las primeras huelgas nacionales. En el 65 asistieron una serie de fábricas aquí, entonces en el 70 fue la consolidación, ya en el 60 se consolida la toma de tierras, lo que valía era la parte de la carretera, la toma de tierras se da para adentro, precisamente donde no había servicios básicos como el agua potable, la luz, que justamente los moradores conquistan con sus luchas”.

Esa memoria combativa es la que los moradores de Mapasingue prefieren reivindicar. Allí está simbolizada buena parte de su histórica lucha por el derecho a la tierra. Su estirpe guerrera es ejemplo que perdura para las presentes y futuras generaciones.

1 Juan León Mera, La dictadura y la restauración en la República del Ecuador, Quito, Corporación Editora Nacional, 1982, p. 277.

2 Manuel Gallegos Naranjo, “Cronología histórica del Ecuador”, Guayaquil, 1888, p. 1037, manuscrito.

3 Jaime Díaz Marmolejo, “Permisos para levantar ciudadelas deben someterse a severos exámenes”, en El Universo, miércoles 29 de abril de 1970, p. 4.

4   Registro Oficial, No. 646, Quito, miércoles 9 de agosto de 1978.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"Los contenidos de este artículo son parte del Proyecto de Recuperación de la Memoria Histórica del cantón Guayaquil, desarrollado por el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social".

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