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'Mall de los pisos', vitrina de productos reciclados

Ropa, electrodomésticos, repuestos de carros y juguetes son los artículos más solicitados.
Ropa, electrodomésticos, repuestos de carros y juguetes son los artículos más solicitados.
Foto: Miguel Castro / El Telégrafo
27 de agosto de 2016 - 00:00 - Redacción Ciudadanía

“¡Oye, cachimocho, hijo de la patada. A dónde me toca instalar mi puesto?”. La voz fuerte de Joaquín Romero alarma a los comerciantes del conocido ‘mall de los pisos’, un lugar ubicado en la 24 y la B (suroeste de la ciudad). Todos buscan su espacio para acomodar sus tendidos, aunque la mañana recién empieza y todavía no se atisba ni un solo rayo de sol.

El sitio tiene su historia, cuenta el mismo Romero. “Primero estuvimos en los alrededores de la Maternidad Enrique Sotomayor, en el centro de Guayaquil. Pero como el sector fue regenerado, nos trasladaron hasta el barrio el Cisne 2 en donde ya tenemos más de 10 años”.

A las 07:00 el panorama es de mucho movimiento. Mujeres que van corriendo a sus trabajos. Hombres que con sus mochilas se suben al andar a los buses y carretilleros que llegan con sus productos a vender. Uno de ellos es Macario Vélez, un manaba de 54 años. Él recorre todas la mañanas y tardes sectores como Los Ceibos, Urdesa, Mapasingue. Su trabajo es comprar todo lo que no les sirve a las personas, como ropa, calzado, enseres, libros y juguetes.

“Yo recorro en 8 horas mínimo 60 cuadras. En ese trayecto la gente vende lo que no usa. Si algún familiar ha fallecido suelen deshacerse de parte de sus pertenencias”.

Los carretilleros son los principales proveedores del lugar, conocido como la cachinería.

Ese nombre le molesta al comerciante Alfredo Lino. Para él lo que ahí se vende no son artículos robados, son objetos que la gente no usa.

“Yo compro 3 ventiladores dañados y de ellos arreglo uno y ese lo saco a la venta. Hace 2 semanas me llamó un señor de La Alborada. Él tenía 3 bicicletas de sus hijos.

Ellos ya son adultos y las tenía en un patio muy deterioradas. Las compré y las reparé, ahora están a la venta. Así sucede con la mayoría de artículos.

Por un laberinto sin fin

Las calles del sector siempre pasan llenas de comerciantes. En las esquinas equipos de sonido de diversas épocas se promocionan a mitad de precio. Discos piratas, herramientas de construcción y hasta computadoras están a la venta.

Carlos Luis Perlaza, de 49 años, se dedica a la sastrería. Con una máquina de coser en la vereda hace costuras ‘mágicas’ a quienes compran ropa. “Si el saco o el pantalón le queda grande yo se lo arreglo”.

La tarifa de Perlaza no es mayor a $ 3 por más complejo que resulte el trabajo. “Aquí se busca que el cliente ahorre”, dice.

Aunque de lunes a sábado el comercio se mueve con mucho dinamismo, el día de mayor venta es el domingo, asegura Carlos Guadamud, quien tiene un local de venta de libros usados.

“El domingo no solo aumenta el número de comerciantes sino también de clientes. Si usted divisa el sitio desde un lugar alto puede ver el número de compradores que llegan. Algunos buscan herramientas, otros juguetes y ropa que es lo que más se consume”.

Clara Estacio es una de las compradoras. Los domingos llega con sus hijas de 12 y 10 años en busca de vestidos y camisetas.

Dice que el precio es muy conveniente. “Un vestido nuevo que puede costar $ 15, aquí lo encuentro a $ 5 y hasta en $ 3. El ahorro es muy grande y para personas de escasos recursos es muy útil”.

Aunque el lugar tiene acogida y los clientes llegan de diferentes sectores populares de la ciudad, sus principales detractores son los moradores del sector.

Según Rocío Chango, quien tiene su vivienda en la esquina de la 24 y la C, el problema que generan los comerciantes se origina por el desorden. “Aquí nadie es responsable de nada. Ellos llegan a instalarse a la 05:00 y desde esa hora empieza la bulla. No controlan su vocabulario. Si a una persona se le olvidó sacar su carro antes de que ellos instalen sus tendidos, ella está obligada a permanecer en casa todo el día porque salir es imposible”.

Chango comenta que se ha pedido a la Municipalidad que ordene el sector, pero no han recibido respuesta. (I)

Datos

La cachinería, como se la conoce, se extiende por varias cuadras. Se ubica en el cuadrante que va desde la calle 24 hasta la 19 y desde la calle A hasta la calle G.

La regeneración urbana hizo que este mercado que antes estuvo ubicado en 10 de Agosto hasta Manabí y desde Machala hasta 6 de Marzo sea trasladado. En el sitio hubo algunos enfrentamientos entre policías y comerciantes.

Los moradores del sector no se oponen al trabajo de los comerciantes, pero exigen que dejen la calle limpia y que controlen sus actos. Aunque existe acuerdo entre ambas partes siempre hay  altercados.

Los productos que se negocian son adquiridos, en su mayoría, a los carretilleros y a las personas que venden artículos usados. Hay prendas de vestir desde $ 0,50.

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