Moradores de las viviendas que se encuentran en los costados de la escalinata Santo Domingo, del cerro Santa Ana, solicitan  a las autoridades municipales que resuelvan los problemas de alcantarillado que existen en la citada área céntrica.

Los vecinos que residen en la mencionada zona no regenerada, aledaña al área turística de la misma colina, denuncian que cuando llueve algunas de las alcantarillas colapsan, lo que provoca molestias a los peatones que a diario transitan por el lugar.

La vecina Nelly Hidalgo explica que, en ocasiones, el taponamiento de las redes de aguas servidas origina que las heces fecales floten en la calle. “Producen malos olores”.

Los residentes más antiguos recuerdan que las primeras redes, que aún funcionan, fueron colocadas en la década del 50. Desde entonces, aseguran, no ha habido un cambio integral de las redes con tubos más gruesos.  

DATOS

El 21 de diciembre de 2000 se aprobó la Ordenanza de Regeneración Urbana para Guayaquil.

Un año más tarde se expidió la Ordenanza Reformatoria  que regula el Plan de Regeneración Urbana del Cerro Santa Ana.     

En el artículo 2 de esta última se dispuso que el Municipio de Guayaquil continúe realizando, por administración directa o a través de la Fundación Guayaquil Siglo XXI, los trabajos para la reconstrucción y transformación de la escalinata ‘Diego Noboa y Arteta’, parterres, veredas y vías de acceso.

La misma normativa también dispone el mejoramiento y reconstrucción de fachadas, culatas y cerramientos de inmuebles obsoletos del sector contiguo a esa escalinata para otorgar valor arquitectónico y paisajístico a ese enclave y convertirlo en un sitio turístico, cultural e históricoEn la parte baja del primer callejón se observa un delgado canal por donde siempre circula agua que baja desde la cima. Los mismos habitantes desconocen si el líquido es de  aguas servidas o es alguna fuga de las redes de agua potable.

Así lo deja ver la residente Ruth Oleas, quien ayer tuvo que caminar, con cuidado, por un limitado costado de la escalinata situada en el callejón. Se arrimó a la parte más angosta de los escalones, porque la humedad  ha causado moho parte de la subida. “Aquí hay personas que se han caído”, recuerda Oleas, mientras señala el chorro que baja acompañado de restos de basura. Todo se acumula en los descansos.

Vicente Sánchez, un antiguo vecino, recuerda que hace una década esperan que llegue la regeneración urbana al sector. Él considera que de esa manera se mejorará la imagen de ese ascenso al cerro Santa Ana.

Sugiere que otra de las mejoras que deberían desarrollar es el soterramiento de las tuberías que trasladan el agua potable. Actualmente, a los costados de la escalinata Santo Domingo varias mangueras se encuentran expuestas.

Según Sánchez, los tubos de agua potable se han dañado, en varias ocasiones, precisamente porque están  “al aire libre”.  

La residente Marisol Flores añade que, al registrarse el inconveniente, el agua ya no sube. “En las noches la presión del líquido es baja”.

Otras de las peticiones que el barrio hace a las autoridades es que se controle más el adecuado manejo de la basura.

La queja tiene relación con un terreno que no está cercado, donde desconocidos dejan abandonados los desperdicios. “Eso también produce pestilencia”, lamenta Flores.

Finalmente, varios residentes solicitan que se inspeccione el funcionamiento de los postes de alumbrado público, cuyas lámparas, en ocasiones, son intermitentes.

Ayer, precisamente, se conoció en primer debate el proyecto de “Segunda Reforma de la Ordenanza que regula el Plan de Regeneración Urbana del Cerro Santa Ana”.

Los moradores del sector esperan que, con las nuevas modificaciones, el Cabildo porteño inicie la regeneración al otro lado del cerro.

Aunque reconocen que antes de la campaña electoral de febrero las fachadas de las viviendas fueron pintadas de distintos colores por la entidad.