Los residentes de Guayaquil efectuarán hoy un plantón en defensa de los árboles

En la ciudadela La Atarazana, en el norte de Guayaquil, se observa una hilera de troncos deshojados y resecos. Esto es en la Avenida Nicasio Safadi, desde la Roberto Gilbert Elizalde hasta la Atahualpa Chávez.

Son 44 especies que, hace una semana, fueron cortadas por equipos del Municipio de Guayaquil, con el fin de ejecutar varias obras en el sector.

Las críticas de los habitantes de la ciudad no han cesado.  Desde este jueves, la reacción contra la política ambiental del Cabildo comenzó a expresarse en carteles colocados en los restos de los árboles.   

Hay cartulinas pegadas en los maderos donde rezan: “Exigimos al Municipio que pare de destruir árboles. Tenían 50 años”, “Lo único que hice fue dar sombra y así me pagan”, “En un año un árbol enfría más que un aire acondicionado”.

Pero la administración del alcalde Jaime Nebot también ha instalado gigantografías, en dos cuadras, en las que se justifica al respecto.

“Estos árboles por razones técnicas han sido podados y trasplantados en el Parque Metropolitano de Guayaquil”. La explicación no ha dejado satisfechos a los residentes del cantón. Por ello, 18 grupos ciudadanos expresarán hoy su rechazo.

A las 10:30 habrá un plantón en La Atarazana. El punto de encuentro será junto a la Iglesia Señor de la Buena Esperanza. “Sin bandera política alguna”, reza en un comunicado.

En el acto se tiene previsto colocar listones negros -como símbolo de luto- en las viviendas del sector del norte.

Intervendrán colectivos ambientales, arquitectónicos, planificadores urbanos-regionales y ciclistas.

Alfonso Saltos, quien es planificador urbano, es uno de los ciudadanos que estarán en la cita.

El también arquitecto, del colectivo LASE,  aclaró que es una expresión técnica y propositiva. “La ciudad se puede mejorar. Este plantón no es solo por los 44 árboles”.

David Hidalgo, miembro del Selectivo Colectivo de Arquitectura y  máster en Preservación de Patrimonio Urbano, explicó que en la urbe es posible tener árboles.

El problema, dijo, no es la planta, sino que se destinan áreas reducidas. “Hay que darle un mayor espacio a los árboles para que crezcan y se desarrollen, lo que implicaría hacer un cambio en el diseño de las aceras y calles”. De la misma manera, dejar una zona sin árboles tiene un impacto. “Se sentiría mayor temperatura en el sector, ya que el pavimento y el asfalto negro concentran el calor”, explicó en días pasados la ambientalista Nancy Hilgert.

De su lado, el Cabildo anunció que sembrará nuevas especies en la zona. (I)