Los pasajes hacia algunos destinos se agotaron

Al mediodía arrancó el movimiento en las terminales terrestres de Carcelén (en el norte) y Quitumbe (en el sur) en Quito.

Más temprano, aunque se produjo un flujo permanente de turistas, su presencia fue paulatina.

Mientras que por la tarde, los ciudadanos que culminaban sus actividades laborales se acercaban a los puntos de salida y llegada de pasajeros en número creciente.

Muchas personas habían comprado sus boletos con anticipación, por lo que estos se habían agotado a varios destinos, sobre todo hacia el Litoral.

Ello ocurría, por ejemplo, en Quitumbe, desde donde parten principalmente los buses en dirección a los sectores de Santo Domingo, Esmeraldas, Manabí, Los Ríos, El Oro y Santa Elena.

A media mañana, los encargados de las boleterías de las operadoras de transporte que se dirigen a diversos puntos del país reportaban que, al menos, el viernes ya no había tiques.

Ese era el panorama que encontraban, sobre todo, quienes se dirigían hacia Guayaquil (Guayas), Manta (Manabí) y Machala (El Oro).

Raquel Esquedas, quien buscaba desde  temprano un boleto con dirección al   balneario manabita en la terminal sur, se quejó por la falta de cupos para viajar.

“Las cooperativas deberían aumentar las frecuencias en estas épocas. Uno espera los feriados para descansar o visitar a los familiares y se encuentra con la novedad de que no se puede viajar”, reclamó.

La mujer dijo que necesitaba desplazarse urgentemente hasta Manta para resolver un asunto personal.

La situación era un poco diferente en la terminal norte, donde en el transcurso de la mañana fue imposible encontrar pasajes para dirigirse hacia Otavalo, Ibarra, Cotacachi o Tulcán, ubicados en la Sierra Norte.

Mientras tanto, personal de la Agencia Metropolitana de Tránsito (AMT) reforzaba los controles a las unidades y a los conductores tanto en Quitumbe como en Carcelén.

La vigilancia incluye la revisión del estado de las llantas y del nivel de licor en la sangre de los choferes, el cual debe ser del 0% para que se les autorice a conducir.

Los uniformados también colocaban sellos en las puertas de los automotores para evitar que recojan pasajeros durante el recorrido.

Por otro lado, los habitantes de Guayllabamba aguardaban con ansias que iniciara el feriado de tres días, a la espera de la presencia masiva de visitantes.

Silvia Cisneros, quien se dedica a la venta de chirimoya -que en esta época del año   escasea- cambia por la de chicharrón con tostado, señaló que la esperanza de los moradores para la reactivación económica está centrada en este período de descanso.

La zona se ha visto afectada por el cierre temporal de la vía Panamericana a consecuencia de un sismo.