Los padres también sacrifican sus anhelos
Cuando Víctor Espinoza Villón cursaba el primer año en un colegio agropecuario ubicado en el cantón Mocache, en Los Ríos, prefirió reemplazar sus estudios por mantener económicamente al que sería su nuevo hogar. La idea de tener una familia pesó más que el hecho de ser bachiller y la pronta llegada de su primera hija no le permitió dar vuelta atrás. Ser padre a los 17 años no fue fácil, pero había asumido tan bien su rol que tenía un hogar feliz y consolidado. Así, junto con su pareja decidió tener más hijos.
Con el pasar de los años Víctor enfrentó una enfermedad que le afectó sus riñones. La gravedad del cuadro lo lleva a trasladarse con su familia a Guayaquil. Tras su constante fe, tratamientos y la ayuda emocional que le brindaba su familia, este hombre que hoy tiene 42 años logró superar la enfermedad. Su esposa decidió trabajar para ayudarlo, pero en el 2009 ella lo abandonó.
“Creo que estuve a punto de volverme loco, me quería suicidar, lloraba pero mis hermanas me apoyaron”.
Ahí aprendió a cocinar, peinar a sus hijas, lavar su ropa entre otras labores que con el paso del tiempo ahora ellas realizan. Todas estas actividades y la falta de un trabajo lo llevaron a tomar una decisión que cambiaría su vida. Demandó a su exesposa por alimentos, un hecho que hoy en día sigue siendo poco usual, lo que generó que muchas empresas lo llamen para que trabaje con ellos.
Víctor aprovechó aquella oportunidad y hoy aún conserva su labor como operador de montacargas.
Asegura que la decisión de dejar de estudiar es muy dura porque significa abandonar la posibilidad de crecer como ser humano.
“Es limitarse en el desarrollo, pero lo grato de poder darles a los hijos lo que necesitan, ser ese proveedor y educarlos, es una experiencia enriquecedora”. (I)
La motivación permite regresar a las aulas
Siempre hay un impulso en el ser humano para volver a estudiar. Muchos ven el regreso a las aulas como una oportunidad de mejorar los ingresos del hogar y ofrecerles un mejor estilo de vida a sus hijos, asegura la psicóloga Blanca Martillo.
“El hombre puede retomar su instrucción a pesar del trabajo. Debe crear un orden de actividades que le permitan hacer esa labor y también pasar en familia.
Existen casos de mucho éxito, pero todo va de la mano con la voluntad”. (I)