La casa de la cultura organizó una actividad que involucró a los estudiantes
Los niños también celebraron su verbena
Un instante para que el tiempo retrocediera y volvieran a la vida aquellas tradiciones, bailes y oficios de antaño. Para eso se celebró la verbena infantil organizada por la Casa de la Cultura, Núcleo del Guayas, donde pequeños y grandes celebraron con algarabía los 480 años de fundación de Guayaquil.
Esta actividad de la Casa de la Cultura de Guayaquil sirve para que los niños se identifiquen con lo suyo, aprendan acerca de su ciudad y que desde pequeños esa semilla de fervor sea plantada en sus vidas.
El evento contó con la presencia de los niños de la escuela Manuel Elicio Flor y de la escuela María Barquet de Isaías; Sonia Rivadeneira, cantante; Fernando Rodríguez, profesor de la Casa de la Cultura, y la unidad de danza Esperanza Cruz de la entidad.
Guayaquil de mis amores y Así es Guayaquil fueron las canciones que alegraron la mañana y tarde, junto al entusiasmo y algarabía que transmitían los niños, cuando los llamaban desde el micrófono para que empezaran la representación de los oficios de antaño.
El momento esperado llegó y uno a uno fueron representando a los personajes. Así fueron apareciendo el repartidor de periódicos, el afilador de cuchillos, la vendedora de hierbas para el caldo, la vendedora de canguil, entre otros, con su vestimenta característica y unos versos para alegrar la intervención. Todo estuvo acompañado del entusiasmo de los niños y de los padres de familia.
“En un segundo los nervios desaparecieron y empecé a disfrutarlo”, decía Doménica Cevallos, una de las estudiantes que participó. “Estas actividades hacen que nosotros nos traslademos en el tiempo, nos involucremos y con ello esto se convierta en un recuerdo que perdurará y que lo conversaremos con nuestras familia”. (I)
Guayaquil fue representado por los infantes
Rosa Pogo, directora de la Unidad de Programas Educativos de la Casa de la Cultura, asegura que es toda una tradición celebrar a Guayaquil y qué mejor manera de agasajar a la ciudad que con una verbena, donde los actores principales sean los niños. Aquí se recrearon esos bailes tradicionales, los pasillos, poesías, leyendas, los oficios que existían en esos tiempos, pero sobre todo se trataba de conocer el día a día de aquel Guayaquil antiguo. (I)