Los compatriotas lograron construir sus viviendas con los ahorros
Los migrantes llegan a la urbe con regalos y planes de retorno definitivo en corto plazo (Galería)
Lourdes Vélez, de 62 años, aguarda en uno de los asientos del área de arribos internacionales del aeropuerto José Joaquín de Olmedo (Guayaquil), con un abrigo de niño en sus manos.
La prenda rosada y de lana, que toma con ansiedad, es para Mishelle, su primera nieta, de apenas 4 meses, que arriba desde Vancouver (Canadá).
La pequeña llegará con su madre Natalie Zavala (hija de doña Lourdes). La menor de la familia Zavala Vélez viajó hace tres años al extranjero para trabajar de docente parvularia junto a su esposo Boris Birnay, de nacionalidad canadiense.
La expectativa por ver a sus seres queridos después de varios años se replica en decenas de personas que copan la sala de espera de la terminal, a finales de diciembre.
Las razones por las que se fueron son variadas: buscando prosperidad económica, estudiar una carrera profesional, conseguir la residencia, u otras motivaciones.
Una voz en los altoparlantes del aeropuerto anuncia la llegada del vuelo que trae a Natalie, Boris y Mishelle. “La espera desespera”, dice doña Lourdes con una sonrisa nerviosa.
La flamante abuela se levanta entusiasmada cuando ve a un grupo nuevo cruzar la puerta de arribo, pero se vuelve a sentar. Debe aguardar 20 minutos más. Cuando finalmente su hija cruza el túnel ambas se ven y corren a darse un abrazo. La pequeña Mishelle hace un ademán como si quisiera envolver a ambas, pero sus extremidades no le alcanzan.
La bebe está abrigada y envuelta en una manta de algodón. Aún así, la orgullosa abuela le coloca el suéter que tejió para la ocasión.
Los planes de doña Lourdes incluyen visitas al Parque Histórico y a la isla Santay. Por casi dos semanas, tiempo que se quedarán en el país, podrá pasear con sus seres queridos.
En la estación aérea también se encontraba, el pasado fin de semana, el matrimonio Fuentes Arroyo, de Babahoyo, que viajó desde Los Ríos para recibir a parientes que viajaban desde Italia.
Tania Arroyo, de 25 años, comenta que su tía Rosa García dejó el país hace 7 años con el objetivo de ayudar económicamente a su hermana menor -madre de Tania- .
Desde entonces, con parte de los fondos que Rosa envía desde Europa, los Fuentes Arroyo levantaron una casa en Sauces 3 donde residen actualmente.
En total recibieron $10.000 para la estructura del inmueble. La pintura, las conexiones de electricidad y agua potable “corrieron por nuestra cuenta”, manifiesta Kevin Fuentes. Cuando la tía Rosa llega, Tania no la reconoce, pero la viajera sí. La joven babahoyense la recordaba con cabello largo y negro, pero ahora su pariente lleva pelo corto y tintura castaña.
El matrimonio fluminense abraza a su familiar y le comenta que pasarán la Navidad en Babahoyo, ciudad natal de Rosa y donde también reside su hermana Dalia.
La mayor de las García administra una tienda de ropa y artesanías en Milán. El próspero local tuvo un comienzo difícil. “Tuve que trabajar de mesera y hacer préstamos para poderlo crear”, sostuvo.
Entre sus planes futuros está volver a la ciudad que la vio nacer y crecer. Para ello Rosa piensa implementar un espacio comercial en el centro de la capital de Los Ríos.
Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), 244.578 personas llegaron al país en 2013 durante diciembre, de las cuales el 44,06% (107.780) son ecuatorianas, mientras que el 55,94% (136.798) son extranjeras.
En el mismo mes, 195.366 ciudadanos salen del país. De este total 43,41% (84.818) son compatriotas y 56,59% (110.548) foráneos.
Los motivos de viaje de los nacionales son variados. Según datos de 2010, el 58.05% de los ecuatorianos residentes en otros países se trasladó por motivos de trabajo, el 23,2% por unión familiar y el 11,82% por estudios.
Algunos de ellos, como Gustavo Castillo, de Tena (provincia de Napo), empezaron desde cero para poder establecerse en tierras lejanas.
Su padre Fabricio explica que el mayor de sus hijos decidió perfeccionar la carrera de periodismo en la Universidad de Málaga (España) y estudiar un masterado en Investigación en Comunicación Periodística.
Para conseguir su objetivo consiguió financiamiento en el Instituto Ecuatoriano de Crédito Educativo (IECE), “pero el trabajo tuvo que conseguirlo por su cuenta”.
Gustavo se inició como ayudante en una tienda donde estampan camisetas y, posteriormente, consiguió un puesto como ayudante en buffet de abogados “gracias a los contactos que hizo”.
Don Fabricio, quien viajó casi 10 horas hasta Guayaquil, asegura tener razones de sobra para estar orgulloso de su hijo, a quien tuvo que esperar por casi dos horas debido al retraso del vuelo.
Finalmente, en el reencuentro tras casi tres años de ausencia, Fabricio y Gustavo se abrazaron fuertemente y se besaron en la mejilla mutuamente. Gustavo, quien ya concluyó sus estudios, planea quedarse un año más en España para adquirir experiencia en algún medio de comunicación y así aplicar sus conocimientos en Tena, “quizá en una radio comunitaria”.
Más retornos
Según datos de la Secretaría Nacional del Migrante (Senami) y de la Embajada de España en Quito, entre 2008 y 2012 más de 20.000 ecuatorianos han regresado al país.
En cuanto al resto de viajeros de distintos países, la Dirección de Migración afirma que en 2012, durante las festividades de diciembre, 168.000 compatriotas regresaron y en 2013 la cifra aumentó a 173.000. Para este año se espera un número similar. En 2015 el Ministerio de Relaciones Exteriores potenciará programas para ayudar al retorno de los migrantes.