Los limpiadores llegan desde el barrio Nigeria

Al salir el sol, 6 jóvenes de entre 21 a 26 años que viven en Nigeria, sector de la Isla Trinitaria, emprenden su camino a lo que ellos denominan un trabajo humilde pero digno. Ellos prefieren laborar en cualquier actividad antes que tener problemas con la ley.

Estos adolescentes llegan todos los días con sus instrumentos de trabajo. Una botella con agua y detergente, y un escurridor pequeño. Así limpian los parabrisas de los carros en la avenida de Las Américas, cerca del aeropuerto. Al sitio arriban desde las 07:00 y laboran hasta las 18:00. Con el dinero que ganan solventan los gastos de sus hogares pues todos tienen hijos pequeños.

Eddy, uno de los trabajadores, comenta que lleva 8 años limpiando parabrisas y que sí le gusta la actividad. Además relata que no culminó sus estudios en el colegio por problemas económicos, pero recalcó que sí le gustaría retomarlos. Uno de los factores que lo llevaron a trabajar aquí fue la separación de sus padres. “No tuve el apoyo de un padre que esté ahí aconsejándome, Me quedé solo con mi mamá desde los 2 años.

Comentan que han tenido problemas con policías, ya que suelen ocurrir robos en otras partes y los cogen porque creen que han sido ellos. Uno de los jóvenes, que prefiere omitir su nombre, comenta que se dedica a limpiar vidrios porque es un trabajo como cualquier otro. “Aquí logramos dinero para el día. No es una cifra segura, algunos días obtengo $ 10 otros apenas 5 pero es una actividad honrada.

En su labor han tenido diversos problemas cuando el semáforo está en rojo al momento de hacer su trabajo. Varios conductores les dicen que no o los tratan mal. “Nosotros sabemos que no es obligación darnos nada, pero con decir que no es suficiente, pero algunas personas nos tildan de delincuentes, asegura Eddy. (I)

“No quiero tu servicio”

Hay conductores que se molestan y los rechazan

El semáforo se enciende en rojo y los conductores detienen la marcha. Uno de los limpiadores de parabrisas lanza agua con detergente pero el conductor, de inmediato activa los limpiavidrios del automotor.

“No quiero tu servicio, le grita”, y con su rostro enfurecido mira al limpiador. Asegura que estas personas deberían esperar a que alguien los llame, pero no puede lanzar agua al parabrisas de forma arbitraria. (I)