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Los jóvenes simulan reuniones de la ONU y debaten sobre problemas de la humanidad

En diciembre de 2015, 360 estudiantes participaron en el evento que se dio en el Alberto Einstein, de Quito.
En diciembre de 2015, 360 estudiantes participaron en el evento que se dio en el Alberto Einstein, de Quito.
Foto: cortesía
28 de mayo de 2016 - 00:00 - Emilio Vaca León

“Felices los políticos que están atentos a las necesidades de los demás sin sentirse indispensables, porque serán distribuidores de alegría”. Esta es una de las tantas frases célebres de Tomás Moro, inspirador de su gran obra ‘Utopía’, como aquella utopía que llegó a ser una realidad, cuando en 1945, en la ciudad San Francisco,  se firmó la carta de las Naciones Unidas, compromiso que desencadenó uno de los eventos más importantes de la historia de la humanidad, pues desde aquel entonces  cada nación miembro, sin importar su tamaño, continente o poder armamentístico,  tiene la oportunidad de que su voz sea escuchada.

Por lo tanto,  es un sueño de quienes imaginaron alguna vez un mundo representado por una sola voz convertido en una realidad, aun cuando esta no haya llegado a plasmarse en la totalidad de lo que la esencia de la ONU puede llegar a significar.

La organización en los últimos años ha tratado de vincular también a los jóvenes a través de proyectos como el ‘Modelo de Naciones Unidas’.  Estos  modelos crean un espacio en el cual los jóvenes debaten y defienden los problemas más sensibles  de la humanidad, y muchos lo comienzan a hacer desde muy corta edad,  simulando aquellas reuniones de la ONU en el mundo real.

Son espectaculares escenarios,  en los cuales todos los jóvenes participantes comparten  un sueño en común, el  de lograr por medio de  constantes reflexiones un mundo más justo, solidario, conciliador  y en el cual prevalezca la moral y la ética como principal marco del ejercicio  de la  política.  

En definitiva, un anhelo que se va construyendo en cada joven  de ser parte de la solución y no del problema; del dejar de vivir preguntándose, ¿qué más puede hacer el Estado por mí, y cambiar a qué más puedo yo hacer por mi país?

Cuánto bien le haría al mundo el que sus gobernantes presten oídos y sean pacientes observadores de las ideas que se debaten en los modelos de las Naciones Unidas juveniles.  Ideas sin intereses egoístas, sin afanes de protagonismo, sin egos que se interpongan a los nobles propósitos de la sencilla  pero tan necesaria búsqueda del bien común, pues esa es la verdadera esencia de la política.   

Cuánto bien le hace al mundo el sano y hasta apasionado debate juvenil, pues deja sembrado en el alma de quienes son parte de esta actividad, el sueño permanente de hacer algo hoy y mañana para lograr que el mundo sea un poco mejor que ayer.  No importa si la contribución es poca o mucha, el forjarse como ciudadanos del mundo y el buscar la ética y la integridad en las acciones en modelos de Naciones Unidas, se constituye en un excelente inicio.  

Es hora de finalmente  demostrar que todos pueden hacer algo para cambiar positivamente al mundo.  Ya basta de minimizar a la juventud, pues esta, por el propio ímpetu de esta edad, es capaz de cumplir cualquier objetivo propuesto y de brindar al país ideas quizás innovadoras pero que rompen paradigmas que no nos permiten avanzar.

En un futuro no muy lejano las personas que  participan de manera activa en modelos de Naciones Unidas intercolegiales, lograrán cambiar no solo al Ecuador que tanto necesita de  gente comprometida  de verdad con la patria, sino que tendrán la capacidad de transformar las brillantes ideas que ahora se debaten y proponen, en una tangible y positiva realidad  para todo el planeta.  

Las noticias diarias que llegan  hacen percibir que el mundo está manchado por la crítica destructiva, el egoísmo, abusos  de poder y la corrupción, todo lo cual va dejando lecciones del cómo no se debe liderar el mundo.  

Los jóvenes son en definitiva una esperanza y pueden cambiar el trayecto hacia mejores horizontes si comienzan a soñar y a trabajar en la moral, en la ética, partiendo del propio yo. Ese cambio sí está  en sus manos.

Llevo 6 años dentro de este magnífico mundo de los modelos de Naciones Unidas. Sé y estoy seguro de la inmensa importancia que estos tienen en la juventud actual y de cómo de cada modelo finalizado, cientos de jóvenes regresan a sus hogares esperanzados, responsabilizados y comprometidos en construir un mundo mejor para sí mismos y para las generaciones futuras.

Que la búsqueda de la unión, la paz y la armonía mundial sea el marco de acción de cada ciudadano y que nuestro país sea el más favorecido de las ideas y propuestas que saldrán de quienes, hoy jóvenes,  algún día quién sabe, estemos liderando el destino de esta gran patria para todos. Deseos  no nos faltan, sueños nos sobran a todos, especialmente a quienes estamos hoy comprometidos con el Ecuador del presente y del mañana.  El pasado ya no cuenta. “Vive como si fueras a morir mañana. Aprende como si fueras a vivir siempre”.  

Próximo encuentro

En diciembre de 2015 un total de 360 estudiantes de Ecuador y Costa Rica buscaron, durante el decimoprimer ‘Modelo de Naciones Unidas’, soluciones para salvar al mundo y mantener la paz. En el evento, que se desarrolló en Quito, estuvieron estudiantes de 22 colegios de la capital, 2 de Guayaquil y  uno de Costa Rica.

El tema principal fue ‘Un largo camino hacia la paz: conflicto, fragilidad y violencia’, el cual se centra en la fragilidad política, económica y social de los países, las consecuencias violentas que esta trae consigo, y el obstáculo que representa para el cumplimiento de los objetivos de la ONU.

La duodécima edición del evento se desarrollará entre el 8 y 11 de diciembre de este año en las instalaciones del colegio Alberto  Einstein, de Quito. (I)

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