Los estudiantes de un colegio fiscal se benefician del yoga

En los pasillos del colegio República de Francia, al norte de Guayaquil, se respira arte y armonía. Los letreros de todas sus aulas llevan el nombre de grandes representantes de la ciencia y el arte como el ‘Salón Van Gogh’ o el ‘Salón Raynaud de la Ferriére’ y el entusiasmo se nota en el rostro de los jóvenes que se dirigen a sus clases de música y de yoga.

Desde hace 14 años se incorporó la enseñanza de esta última disciplina como asignatura, y desde entonces se obtienen resultados satisfactorios en el aprendizaje, dice Parsival Castro, director académico del colegio y practicante de los ejercicios

Algunos padres de familia aseguran que han observado una actitud más tranquila y pacífica de los jóvenes estudiantes frente a las circunstancias propias de la edad.

Castro considera que el yoga no eliminó a la educación física. Al contrario, la enriqueció y complementó. “Esta disciplina tiene algo más, permite a través de sus ejercicios ofrecer automasajes a las glándulas, normalizar el ritmo respiratorio, depurar la sangre, mejorar la memoria y fortalecer la inteligencia. Esta última es básica para la actividad estudiantil”.

Para Carolina Bazurto, estudiante de 12 años, tocar su  violín es muy similar a practicar yoga. En ambos alcanza una profunda relajación. En una ocasión gracias a su estado de relajación y concentración mental en la clase, logró aliviar fuertes cólicos que la atormentaban. Bazurto cree y recomienda que “deberían practicarlo los jóvenes en todos los colegios”.

Hace dos años la revista Sociedad Europea de Cardiología publicó un estudio realizado por un grupo de investigadores de la Escuela Médica de Harvard, que rescata los datos más sobresalientes del yoga como factor influyente en la salud de quien lo practica.

El análisis relaciona a su práctica con la reducción de riesgos en enfermedades cardiovasculares. Además regula la presión arterial, reduce los niveles de colesterol y mejora el índice de masa corporal. (I)