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En Algunos cortometrajes se invierten $ 500

Las propuestas del cine ecuatoriano aumentan

Los estudiantes de algunas universidades aprovechan los equipos de la instituciones para realizar sus films.
Los estudiantes de algunas universidades aprovechan los equipos de la instituciones para realizar sus films.
COrtesía UCSG
18 de junio de 2016 - 00:00 - Jean Carlo Amat Díaz. Estudiante de la UCSG

Las películas, cortos y demás productos audiovisuales no solo vienen de Hollywood. En Ecuador se ha creado un sinnúmero de contenidos cinematográficos de altos y bajos presupuestos.
La producción de cine en Ecuador comenzó en la década del 20, con la creación del primer largometraje argumental ecuatoriano, El tesoro de Atahualpa. Este filme fue dirigido por el ecuatoriano Augusto San Miguel y fue exhibido en 1924.

Desde 2010 hasta la actualidad se han realizado alrededor de 40 películas ecuatorianas que se han exhibido en las principales salas de cine del país. En Ecuador, estas producciones se consideran de alto presupuesto, ya que manejan generalmente un monto superior a los 100 mil dólares. Algunas de ellas, incluso, han logrado buena aceptación en países como Alemania, Suiza y Estados Unidos.

Sin embargo, las películas de bajo presupuesto no cuentan con la misma suerte. Algunas de estas cintas son proyectadas en las pequeñas salas de cine de sus respectivas ciudades, aunque se debe reconocer que pocos las conocen.

Los directores optan por mostrarlas en otros lugares, tales como eventos y concursos. También son subidas a las redes sociales y sitios web para generar seguidores. “Internet me ha dado mucho alcance para exponer mis trabajos de cine. Tengo cortometrajes que se han viralizado a nivel mundial”, señaló Edward Farfán Espinales, director general en su canal de YouTube llamado Eddie Show y exprofesor del ITV.

El presupuesto que manejan estos filmes oscila entre $ 50 y $ 5.000, según la duración y calidad del producto audiovisual. “Para un mediometraje que hicimos, invertimos como $ 300 y para un documental tuvimos que invertir unos $ 700”, comentó Jeremy Solís, estudiante de la carrera de Comunicación Social de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil.

El principal inconveniente de los productores es conseguir el auspicio de una empresa privada o pública para cubrir los gastos del proyecto audiovisual. “Me acuerdo de que hacíamos rifas y ciertos eventos pequeños para recaudar fondos para grabar nuestros cortos; eso nos ayudaba a resolver problemas y llevar nuestros proyectos adelante”, expresó Farfán.

El Gobierno disminuyó el presupuesto del Consejo Nacional de Cine en 2016, producto de la crisis que afecta a todo el país. El año anterior entregaron $ 3’715.000. En 2016 se redujo 59% y el monto quedó en $ 1’525.000.

La ayuda de las universidades

Las instituciones educativas, en cambio, optan por apoyar a sus estudiantes con equipos audiovisuales para la producción de sus cintas. “La universidad nos apoya con cámaras, micrófonos, luces. Ahorramos dinero en ese aspecto”, aseguró Jeremy Solís.

Algunas instituciones también optan por exponer los filmes de sus alumnos. La carrera de Comunicación Social de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil exhibe los cortometrajes de sus estudiantes en el MAAC Cine. Este evento se lo conoce como ‘Cine Chiro’ y se celebra anualmente. Los estudiantes del ITV también presentan sus cortos en dicho lugar.

La Universidad de las Artes, en cambio, realizó este año el primer concurso académico de proyectos colaborativos, organizado por la Escuela de Cine de la institución. Fueron 6 proyectos ganadores de las 11 propuestas que presentaron los alumnos. Los ganadores recibieron apoyo y asesoría en el proceso de producción, rodaje y posproducción de los cortometrajes.

Pese a los bajos recursos, Tyrone Maridueña, quien trabaja en el Departamento de Comunicación de la Universidad de las Artes, indicó que lo importante de un filme es la historia. “La semilla de toda película es la idea, en tres o cuatro párrafos asumir lo que se desea decir”.

De ahí que muchas producciones, aun con un presupuesto muy básico, tienen una gran aceptación en el público espectador. “He visto películas de bajo presupuestos con historias muy buenas y llamativas. Sin embargo, hay que crear historias mucho más comerciales, que todos deseen ver”, manifestó Edward Farfán. Y añadió que es importante innovar. “No solo debemos enfocarnos en temas sociales, como las drogas o la delincuencia. Debemos manejar diferentes géneros”. (I)

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