Las mujeres buscan espacio en el arbitraje

En Uruguay durante la temporada de fútbol que está por arrancar, Claudia Umpiérrez saltará a las canchas para dirigir los partidos de Primera Categoría. No los correspondientes a los de su género sino a los cotejos de varones. Un ícono con escasos precedentes.

En Ecuador la única mujer que ha logrado mayor trascendencia es la recordada Rosa Canales, quien llegó a dirigir en primera categoría y se desempeñó como asistente en varios cotejos. Además se convirtió en la primera mujer ecuatoriana que fue cuarto juez en un partido de Copa Libertadores. Esto ocurrió en un encuentro del Olmedo de Riobamba. Pero en los registros jamás una mujer se ha desempeñado como juez central en la máxima categoría.

Las leyes en la cancha

48 mujeres están dentro del escalafón nacional y participan en los torneos de reservas y segunda categoría, incluso algunas poseen la escarapela FIFA que las acredita para participar en los torneos internacionales. Susana Corella, María Cornejo, Johana Haro son parte de ese grupo selecto.

Rosa Canales se desempeña como instructora y miembro de la Comisión Académica de Arbitraje; considera que hace falta mayor compromiso y esfuerzo por parte de las mujeres para destacar en el país.

“No hay un trabajo a conciencia. Cuando dirigí en primera categoría, lo logré porque entrenaba fuerte y tenía que dar las pruebas que realizaban los hombres. En un partido el jugador no iba a tener contemplaciones solo por ser mujer. Debíamos adaptarnos al ritmo profesional. Hay mujeres que están en el escalafón, pero para llegar a ese nivel tendrán que trabajar más”.

Carlos Vera, referente del arbitraje nacional, explica el proceso que deben seguir las mujeres dentro de esta actividad. “Para dirigir en primera categoría deben cumplir una serie de exigencias y pruebas al igual que los varones. Deben pasar etapas y categorías en base a su rendimiento. Es una situación no imposible, pero sí complicada, porque el físico de la mujer no es igual al hombre. Es un factor que las pone en desventaja porque el fútbol moderno lo exige. Todo se puede suplir con dedicación y esfuerzo. Esa es la única diferencia porque en el entendimiento e interpretación de las reglas estamos al mismo nivel. Lamentablemente no se proyecta la organización de campeonatos o ligas profesionales femeninas.

Control de sus emociones

No solo el aspecto físico es una desventaja para las mujeres, también deben aprender a controlar sus emociones, dice Canales, y agrega: “Los hinchas me gritaban palabras ofensivas, pero siempre he sido de oídos sordos. Con el tiempo me acostumbré y llegó un momento en que no le daba importancia. Incluso los jugadores también trataban de intimidarme, pero no lo lograron. Al principio fue duro porque me daba coraje y hasta ganas de llorar, pero luego me gané un espacio”.

Ariana Mendoza aspira a convertirse en árbitro y dirigir en la categoría máxima del fútbol ecuatoriano. “Cuando decidí involucrarme en el arbitraje recibí rechazo incluso de mi familia. Ellos aspiraban a que me dedique a otra actividad, incluso mis amigos eran reticentes. Al principio me desmotivaba, pero desde pequeña mi sueño fue involucrarme en el fútbol. Hoy estoy convencida de que esto es mi pasión”.

Miguel Hidalgo, exárbitro, confía en que el panorama para las mujeres mejorará. “Están teniendo un espacio muy importante dentro del fútbol ecuatoriano gracias a su esfuerzo y disciplina. En el gremio del arbitraje no existe machismo. Al ser el fútbol una actividad casi exclusiva de los hombres, muchos consideran novedoso ver a una mujer en un campo de fútbol y mucho más si es a nivel profesional.

Jaime Villavicencio, presidente de la Liga de Loja, cree que la mujer está capacitada. “Ha ganado un espacio importante y sin duda está en las mismas condiciones que el hombre, y en el fútbol no es la excepción. Yo no tengo inconveniente que a Liga de Loja una mujer le dirija un partido. Además sería un hecho anecdótico”.

Jorge Reinoso, representante de Barcelona en la Ecuafútbol, coincide: “Si están preparadas, hay que ingresarlas de forma paulatina. No veo ningún inconveniente si nos llegase a dirigir una mujer”.

Las expectativas son muchas y quienes están dentro del arbitraje femenino afirman que en los últimos años las puertas se han abierto. Solo depende de ellas aprovechar las oportunidades para que puedan llegar a lo más alto dentro del fútbol ecuatoriano. (I)