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Las calles de la ciudad aún son poco accesibles

Las calles de la ciudad aún son poco accesibles
02 de septiembre de 2013 - 00:00

Marisol Mora, mientras pasea a su padre (quien utiliza silla de ruedas), observa detenidamente la rampa que permite acceder a la acera que conduce al IMAX, en Loja y Malecón Simón Bolívar, debido a que el declive no conduce directamente al paso cebra, lo que le ocasiona molestias en su movilización.
Para cruzar la calle la ciudadana al llegar al pie del talud debe retroceder una distancia de 3 m, aproximadamente, para transitar por la zona de seguridad. “Es algo curioso y molesto. ¿Cómo se les ocurre hacer una rampa que termina a la mitad de la calle Loja?”.

Las personas que tienen algún tipo de discapacidad física o visual tienen dificultades para caminar por la zona regenerada del centro de la ciudad, ya sea por las obras que se realizan (calle Panamá) o porque las rampas de acceso no reúnen las garantías para un recorrido seguro (Machala, Quito, Malecón, entre otras).

A esto se suma que en  calles como Quisquís (centro), Guillermo Pareja (norte) y Cayetano Tarruel (sur), las veredas están invadidas con otras estructuras (escaleras, postes y cables) o no hay rampas de acceso.

En el caso de las calles del centro, las rampas de acceso están semiobstruidas por desniveles del pavimento. La carpeta asfáltica se encuentra hasta casi 10 cm  por encima de donde se conectan los declives.

En algunos casos, como la calle Sucre, el asfalto forma una pequeña inclinación para permitir la circulación en forma segura. En otros, como la calle Luque, no existe esa facilidad y las sillas de ruedas chocan con el desnivel que forma el pavimento.

Xavier Torres, vicepresidente del Consejo Nacional de Discapacidades (Conadis), aseguró que los municipios no se han apegado a las normas INEN 2243 y 2245, que establecen especificaciones para la construcción de espacios en favor de las personas con movilidad reducida y no videntes.

Para Torres, las ordenanzas municipales deben estar acorde con estas normas. “La idea no es seguir haciendo rampas... Las esquinas deben tener las inclinaciones necesarias.  Las ordenanzas tienen que exigir medidas de baños, rampas, información (para sordos y no videntes)”. En la ciudad, afirmó, “hay infinidades de desniveles, rampas que impiden la circulación, tienen áreas donde el flujo de agua no baja durante las lluvias. Las rampas no tienen una conexión debida, hay que hacer una planificación que permita rodar las esquinas, una mejor proyección.  Puntualizó que ha existido apertura por parte de las autoridades seccionales. “Las acciones que adoptan van acorde con el presupuesto... Cuando notamos que no se cumple algo, informamos”.

Orlando Ortega, presidente del Colegio de Arquitectos de Guayas, manifestó que las rampas que se construyen en las esquinas deben ser complementadas con otros elementos como señalización y semáforos peatonales con sonido para las personas no videntes. “El déficit de calles amigables con quienes tienen algún tipo de discapacidad es más notorio fuera de las zonas regeneradas... muchas ordenanzas prácticamente son letra muerta.

La concejala Grecia Cando afirmó que se encuentra en desarrollo un proyecto que permita ampliar la cobertura de aceras accesibles para todos los ciudadanos. “La ejecución de este tipo de obras, en el futuro, es inminente tomando en cuenta los índices de discapacidad en el país”.

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