Las calles de 4 zonas de Guayaquil siguen dañadas

Las ventanas y las puertas de las viviendas permanecen cerradas todo el día en la cooperativa Juan Montalvo, de Guayaquil.

La causa de esa medida se debe a que hay agua putrefacta estancada en la calle que está junto a dicho barrio del norte de la ciudad.

En la vía, que luce deteriorada, se han formado enormes charcos con líquido contaminado.

Luz Quiñónez, transeúnte frecuente de ese sector, dice que desde el año pasado está dañado ese tramo. “De la alcantarilla sale agua todo el tiempo”, denuncia, mientras señala con el dedo el sitio anegado de aguas servidas.  Ella se aleja tapándose la nariz con la mano.

Los conductores obligadamente tienen que detenerse en ese sitio. Hay tantos baches que no se puede circular a mayor velocidad.

Precisamente, este medio de comunicación publicó el año pasado un reportaje sobre el problema en ese sector,  pero hasta este fin de semana no había sido reparado.

En el sur del puerto principal, los vecinos también piden al Municipio de Guayaquil el arreglo de una de sus calles.

Eso ocurre en el sector Unión de Bananeros 1 (54 O C y avenida 10 C). Los residentes se quejan de la polvareda y de los charcos que se forman permanentemente en ese barrio.

El vecino Martín Padilla cuenta que las autoridades seccionales ya han reparado esa intersección.

No obstante, la solución dura poco tiempo. “Parece que la capa de asfalto que colocan es muy fina o de mala calidad, cada invierno se daña rápido”, explica.

El buen estado de las avenidas aledañas contrasta con el descuido de esa peatonal, en la cual sobresalen piedras y hoyos.

Los residentes recuerdan que en el último período de precipitaciones tenían que cargar a los niños cuando caminaban por allí. “Los adultos compramos botas de caucho, porque todos los años esto se inunda”, dice el morador Juan Andrade.

Según el artículo 55 del Código Orgánico de Organización Territorial, Autonomía y Descentralización (Cootad) es competencia exclusiva del gobierno autónomo descentralizado municipal “planificar, construir y mantener la vialidad urbana”.

Sin embargo, en el norte del puerto principal se repiten las mismas dificultades para transitar en automotor.
En la calle Teodoro Alvarado, en Sauces IV, se colocó un semáforo nuevo (a la altura del Colegio Brisas del Río).

Aunque esa medida de seguridad no es suficiente. Los conductores que no conocen el trayecto se sorprenden cuando repentinamente se acaba la vía pavimentada y empieza un camino pedregoso.

“En las noches algunos vehículo se han dañado y han ‘patinado’ porque, luego de ir a alta velocidad, caen en una serie de baches”, cuenta la vecina María Hidalgo.

De acuerdo con los residentes del área, desde hace varios años soportan la polvareda originada por el paso de los carros.

“Nos está perjudicando la salud”, expresa Luis Peralta, quien come en un restaurante cercano al sector.

Un riesgo también enfrentan los usuarios del paso a desnivel que pasa sobre la Avenida Juan Tanca Marengo (norte).  

Los choferes deben cambiar bruscamente de carril para evitar un bache a la subida.

Varios consultados coincidieron en que se han registrado leves choques entre los automotores, debido a que debieron maniobrar. (I)