La unión familiar movió a los viajeros en el feriado
Cientos de viajeros se congregaron ayer en la Terminal Terrestre de Guayaquil, desde las 09:00, para comprar sus boletos hacia diversos puntos del país.
Las filas de las cooperativas que viajan a Salinas, Playas y Manta estaban llenas de familias que buscaron disfrutar del sol y la playa; mientras que otras optaron por ir a ciudades de la Sierra para visitar sus familiares y amigos.
“Voy para Cuenca porque me invitó una amiga que no veo hace tiempo”, dijo la viajera María García, mientras se dirigía a comprar su tique.
Uno de los vendedores de pasajes del Terminal, Edison Joel, comentó que en las rutas que van a Ambato y Riobamba el número de pasajeros superó los treinta y cinco a las 09:45; aunque esperaba que en la tarde la cantidad de gente aumentara considerablemente.
El quiteño Santiago Salazar tomó un avión de Quito a Guayaquil, a las 06:00, y luego se dirigió a Santa Rosa para visitar a sus padres hasta el domingo. “Estoy muy feliz de hacerlo porque no había tenido la oportunidad de ir desde navidad, ya me hacía falta”.
Los que viajaban en familia esperaban sentados juntos hasta que llegara la hora de irse. Verónica Zambrano, nacida en Puerto López, “quemó el tiempo” conversando con sus hermanas Claudia y Miriam. “Vamos para Chone a visitar a una prima que está enferma, allá vive toda la familia”.
Ellas viajan todos los feriados, siempre visitan un lugar nuevo cada vez que pueden, se han desplazado a la Sierra, Oriente y conocen la mayoría de las playas del país.
Esta vez llegaron a comprar el pasaje temprano porque esperaban viajar a las 09:30, pero, según Verónica, a veces se van en el primer bus que sale.
Algunos turistas prefieren viajar el viernes por temor a no encontrar espacio el sábado en los buses o para evitar la prolongada espera para trasladarse.
Las personas que prefirieron quedarse en Guayaquil, para descansar, utilizaron el primer día del feriado para pasear y disfrutar de la paz de la ciudad.
En el Malecón, muchos se tomaron fotos en la exposición “Caballos de colores” del artista Joaquín Serrano, mientras que otros paseaban con sus familiares.
Cerca de la torre del reloj hubo personal de entretenimiento para los niños a quienes invitaron a participar en juegos y concursos.
Personas de todas las edades salieron de paseo: padres, abuelos y jóvenes que se reunieron con sus amigos a conversar y tomarse fotos.
Cerca de las 11:00, los locales de comidas y bebidas empezaron a abrir y algunos caminantes buscaban la sombra.
“Se ve movimiento, parece que las ventas van a ir mejorando el resto del día, la gente viene a almorzar al Malecón y otros vienen después del almuerzo a caminar un poco”, dijo Richard Castro, vendedor de periódicos de la zona.
Entre el Yatch Club y el Club Naval iniciaron los preparativos del show del Programa de Musimiestras, festival organizado por la Alcaldía de Guayaquil, donde algunos grupos de música se presentarán hasta el 11 de junio con una propuesta musical diferente diariamente.
En la Plaza San Francisco, las personas que salieron de misa aprovecharon para descansar en las bancas y conversar con sus familias; mientras que los hijos correteaban a las palomas y jugaban en la pileta.
“Salimos a pasear por el centro porque no hay mucha gente y se puede caminar sin problemas”, comentó entre risas la guayaquileña Rocío Zambrano.
Por la avenida 9 de Octubre la gente caminaba a paso lento, los comercios estaban abiertos y los puestos de periódico llenos.
Tres señores mayores, que estaban sentados en una banca cerca de la calle, dijeron que ellos preferían quedarse en Guayaquil en el feriado para verse y conversar sobre arte y economía, a las 05:30 tienen que despedirse porque los esperan las esposas para tomar café.
Al mediodía, en las calles de Guayaquil se veía un poco más de gente y el centro de la ciudad empezó a recuperar la actividad de un fin de semana común y corriente.