La 'T' de Salitre alberga a más de 40 pequeños comerciantes
Conocido por décadas como la ‘T’ de Salitre, el sector perteneciente a la parroquia rural Juan Bautista Aguirre del cantón Daule es una vía de la provincia de Guayas que alberga más de 40 emprendimientos.
En el sitio los puestos de comida abundan con variedades tradicionales como la fritada, seco de gallina o de pato, caldo de gallina criolla, pescado frito (corvina), maduro con queso, corviches, muchines, papas rellenas y tortillas de verde, entre otros.
Las actividades de las decenas de microempresarios arrancan desde las 06:00 hasta las 19:00, y en ciertos días (especialmente en feriados) la atención al turista se suele extender hasta las 21:00.
Sobre jornadas largas de trabajo conoce Ermen Briones, quien es el heredero de un negocio que se inició hace más de 35 años con su padre (Francisco Briones). En aquellos años la venta de maduro con queso era muy rentable, pero con el paso de los años se popularizó tanto que solo quedó como una opción de poco valor ($ 1,50).
“Recuerdo que mi papá junto a dos personas más eran los únicos en la zona agrícola que siempre ha sido transitada por carros de carga que van a las haciendas”, dice.
El hombre de 37 años está dedicado a la venta de fritada en el establecimiento que modificó a mediados de 1997 y que pertenecía a su progenitor el cual en la actualidad tiene 84 años.
Briones, quien comparte su labor con su esposa, asegura que esta forma de trabajar se tornó de resistencia y paciencia debido a la cantidad de locales similares instalados en el sitio menciona.
“Aquí todos llegan a vender algo o a comprar. Es que este es un espacio de comercio intenso, donde el dinero se mueve con intensidad, a pesar de esto la delincuencia aquí no es un problema, en parte por la UPC”.
La zona es transitada por vehículos pesados, tricimotos y buses cantonales como el Señor de los Milagros y Salitreña, que cobran entre
$ 1,25 y $ 1,50 por un pasaje desde ese punto hasta Guayaquil.
De uno de esos buses baja Aracely Valero, de 35 años. Ella es parte de las personas que laboran en el local de Briones vendiendo muchines a $ 0,50.
“Mi esposo hace unos tres meses sufrió un aneurisma y eso me obligó a buscar el sustento del hogar, porque la vida no siempre es la misma y hay que adaptarse. Decidí venir a la ‘T’, porque en el cantón las opciones de trabajo son nulas”, refiere la mujer.
Aracely, quien es oriunda de Salitre, resalta las bondades de la zona que la está acogiendo y de la diversidad comercial en el sitio donde comercializa hasta 150 muchines a un jovencito que sube a los buses a vender.
En el mismo sitio, Raúl Briones limpia con esmero un letrero de madera de color rojo en el que se ofrece seco de gallina criolla. Además el salitreño comercia refrescos con sabores tradicionales. Adicionalmente vende un raspado con un preparado que elabora con leche pura de vaca, negocio que lleva en el sitio casi 30 años.
Briones aprovecha la amplia vía y los espacios para que los automóviles se puedan estacionar y así vender, junto a su hijo, los jugos a $ 0,50, actividad que se mantiene los 365 días.
Esta zona también atrajo otro tipo de negocios más informales como la venta de gallina criolla viva que se puede adquirir hasta a $ 15, los patos dependiendo el peso están en $ 20, la carne de cerdo en $ 2,50, la libra de queso en el mismo valor y el galón de 5 litros de leche pura de vaca en $ 3.
Estos comercios también motivaron a la instalación de dos sitios de venta de licor que funcionan durante el día y la noche. Uno tiene el nombre de la Pollera y el otro no tiene identificación visible.
Es así como la ‘T’ de Salitre sigue ganando espacios para más comercios. Ahí la informalidad laboral sigue campante entre los propietarios y cientos de empleados. (I)