La reina de las arepas del mercado central

Oriunda del cantón 24 de Mayo en Manabí, llegó a Guayaquil con su madre, cuando tenía 14 años. Sus anhelos de progreso la llevaron a vender gaseosas y sandía en las calles de la urbe.

A los 17 conoció a Eisonhawer Toala, su conviviente, con quien ha procreado 4 hijos. Él la conoció mientras paseaba por el parque Centenario. Con el paso del tiempo lo enamoró ese toque especial con el que prepara las comidas.

“Desde que la vi supe que era una mujer humilde y especial, entonces me propuse demostrarle mi amor”, asegura.

Figueroa, recuerda que también laboró como niñera para una familia de Urdesa.

En aquella casa realizó una labor extraordinaria y ejemplar, asegura Luz María Barreto, su compañera de trabajo de aquella época.

“Los niños la querían mucho y se encariñaron con ella”.

Años después  vendió arepas, empanadas y sandías. Su vinculación con el Evangelio la llevó a ser maestra en la escuela dominical de la Iglesia pentecostal.

También ha vendido colas, agua, choclo, frutas, pescado frito, morocho y corviches.

Desde hace 20 años trabaja en local 244 del Mercado Central, ubicado en Lorenzo de Garaicoa entre Clemente Ballén y 10 de Agosto. Ahí prepara arepas de maíz, empanadas y muchines.

La ‘señora de las arepas’ como la conocen, también vende en las calles de la urbe café y aguas aromáticas.

“Tiene un don especial para cocinar las arepas siempre las disfruto, me encantan y todos los días le compró” asegura Gastón Bautista, cliente desde hace 18 años. (I)