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La central destacó por su empuje, articulando las huelgas, sobre todo para mejoras salariales

La primera confederación obrera (I)

La primera confederación obrera (I)
05 de abril de 2015 - 00:00 - Ángel Emilio Hidalgo, Historiador

El 31 de diciembre de 1905, cuando ya funcionaban asociaciones mutuales como la Sociedad Unión de Panaderos (1898), Sociedad de Carpinteros (1904), Sociedad Recíproca de Abastecedores del Mercado (1904), Sociedad Beneficencia de Peluqueros (1905) y Sociedad de Sastres Luz y Progreso (1905), se funda por iniciativa de un grupo de tipógrafos liderados por Julio T. Foyaín, la Confederación Obrera del Guayas.  

La COG fue indudablemente “la más importante de todas las sociedades obreras de Guayaquil”,1 pues agrupó a miembros provenientes de los distintos gremios de la ciudad y la provincia. Inicialmente, la corporación se formó con delegados de la Sociedad de Tipógrafos, Sociedad Hijos del Trabajo, Club Guayas de Instrucción, Recreo y Beneficencia, Sociedad Unión de Panaderos, Sociedad Recíproca de Abastecedores del Mercado, Sociedad Beneficencia Unión de Peluqueros, Sociedad de Carpinteros y Sociedad de Sastres Luz y Progreso,2 entre quienes se dividieron los cargos del primer directorio, bajo la conducción del maestro sastre Juan Lombeida, representante de la Sociedad Hijos del Trabajo.3.

En la parte declarativa de los Estatutos de la Confederación Obrera del Guayas se reproduce el programa político que orientó, desde el primer momento, su intervención en la esfera pública: “Art. 15.- Los fines que la Confederación persigue, son:

1º Propender por todos los medios posibles, al establecimiento de sociedades gremiales a todos aquellos que no lo estuvieren;

2º Representar a lo Confederados en todas sus aspiraciones hacia el progreso social y económico;

3º Procurar obtener el descanso semanal de un día y la reglamentación de las horas de trabajo a ocho; 4º Procurar la abolición de los impuestos que encarecen los artículos de primera necesidad para el Pueblo;

5º Procurar el establecimiento de leyes que protejan al obrero, industriales o artesanos, de accidentes del trabajo, higienización de las habitaciones y conseguir que el Estado proteja a las instituciones que se formen con el objeto de edificar casas para obreros;

6º Tratar de conseguir del Estado el establecimiento de una Oficina de Trabajo donde los obreros, sin contribución de ninguna clase y con oportunidad, encuentren la ocupación que necesiten.

7º Recabar de los Poderes Públicos el establecimiento de Universidades Populares libres, Colegios i Escuelas Nocturnas para párvulos i adultos de ambos sexos, conforme a las leyes existentes.

8º Gestionar ante el Ejecutivo para obtener el que las herramientas para uso de los obreros sean libres de derechos;

9º Establecer y fomentar Cajas de Ahorros, Montes de Piedad y Cooperativa de Consumos;

10º Recabar del Gobierno y Municipalidades, los subsidios necesarios para que los obreros de reconocida capacidad, vayan a perfeccionarse en su arte al Exterior, con la obligación de que a su regreso enseñen a los del país.”4

Como bien explica el cronista José Buenaventura Navas, la intensa actividad de la Confederación Obrera del Guayas dio frutos en muy poco tiempo.  De hecho, algunas de estas tesis que planteó en 1905, se hicieron realidad en el lapso de 15 años: régimen laboral de ocho horas diarias, día de descanso semanal, leyes de protección contra accidentes laborales, creación de una “oficina de trabajo” que se llamó Secretariado del Pueblo, entre otras conquistas sociales, lo que nos habla de una prolífica capacidad de gestión, a pesar de los problemas y conflictos que se generaron dentro y fuera de la entidad.

Durante los primeros siete años de existencia de la Confederación Obrera del Guayas, la central destacó por su empuje, articulando las huelgas en Guayaquil, sobre todo en relación a las mejoras salariales que se plantean desde los primeros años del siglo XX. Según el sociólogo Alexei Páez, la COG y las sociedades artesanales porteñas, en general, desarrollaron en esta fase una particular destreza en la “práctica reivindicativa económica que les permitió en pocos años asumir la crisis del cacao con cierta capacidad de movilización e integrar el ideario socialista a sus luchas”.5   

Un antecedente importante de las huelgas de los artesanos del Guayas fue aquella que organizaron los carpinteros en 1896, a propósito de la reconstrucción de la ciudad, luego del incendio grande, cuando se negaron a trabajar más de nueve horas.6 Luego se producirá la huelga del gremio de tipógrafos (1901), acontecimiento clave para la historia de la clase trabajadora en el Ecuador, porque por primera vez se reclamará aumento de salarios.7 Esta reivindicación será apoyada por la combativa Sociedad de Carpinteros, en lo que constituye también, la primera muestra de una “huelga de solidaridad”.8

1. José Buenaventura Navas, Evolución social del obrero en Guayaquil, Guayaquil, Imprenta Guayaquil, 1920, p. 105.
 2.  Ibídem, p. 106.
3.  Ibídem, p. 106.
4.  Ibídem, pp. 107-108.
5.  Alexei Páez, El anarquismo en el Ecuador, Quito, Corporación Editora Nacional/INFOC, 1986, p. 37.  
6.  Jaime Durán Barba, “Estudio introductorio”, en Pensamiento popular ecuatoriano, Quito, Banco Central del Ecuador/Corporación Editora Nacional, 1981, p. 22.
7. Alexei Páez, op. cit., p. 37.
8. Ibídem, p. 37.    (O) 

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