La pavimentación municipal no llega a sectores del Suburbio
El Municipio de Guayaquil entregó en noviembre de 2011, según habitantes del Suburbio, la repavimentación de la calle 17, que formó parte de un plan de obras realizado en vías de la parroquia Febres Cordero.
Después de un año, a la altura de la calle Medardo Ángel Silva, el pavimento está partido y se han formado baches que son esquivados por los vehículos que transitan por el lugar.
Juan Torres, quien habita en el sitio desde que había un riachuelo y manglar, hace 50 años, sostiene que hasta la fecha ninguna gestión de obra pública municipal ha solucionado el problema de los agujeros.
En el último invierno, afirma, “la calle se hundió” y que la compactación del suelo no está bien hecha. “No sé si las autoridades actuales conozcan, pero esto anteriormente era un lodazal y cada cierto tiempo es la misma historia de los baches, porque debajo del asfalto la tierra se ‘chupa’”, dice Torres.
En un recorrido realizado por este diario en el Suburbio, se constató que todavía ha calles que están deterioradas. El mes pasado, el alcalde de Guayaquil, Jaime Nebot, entregó varias obras de pavimentación en la parroquia Febres Cordero.
El paso del burgomaestre aún se recuerda en pequeñas pancartas instaladas en algunos postes de alumbrado público. “Parroquia Febres Cordero agradece obra de Nebot. Hnos. Campoverde, coordinadores”, reza en uno de los rótulos localizados en García Goyena y la 28.
La calle García Goyena se encuentra totalmente pavimentada, pero no todas las transversales. Ruth Díaz, quien trabaja en una vulcanizadora a la altura de la 30, asevera que la obra municipal no ha llegado hasta su sector, donde son visibles algunos agujeros.
La ciudadana lleva 10 años en su negocio y no recuerda la última vez que la calle en la que está ubicado su local haya recibido mantenimiento. Reconoce, sin embargo, que pocos vehículos transitan por el sector. “Los baches llevan varios años ahí... no sé por qué del otro lado (de la 30 y García Goyena) sí hay pavimentación, y aquí se han olvidado de nosotros”, manifiesta Díaz.
Hasta mediados de este año, el Cabildo ha suscrito cuatro contratos de pavimentación, con tres distintas compañías, por un monto aproximado de 29 millones de dólares.
Uno de los contratos beneficia al Suburbio, incluyendo a la parroquia Febres Cordero, donde se trabaja en la reparación integral de las vías en el sector comprendido entre el estero Salado, las calles Portete, García Goyena y Sigsig, estero Salado, estero Mogollón, estero Puerto Lisa y calle García Goyena.
Las reparaciones implican el reasfaltado de las calles en las que se retirarán la carpeta asfáltica deteriorada para colocar una nueva. Además, la construcción de aceras y bordillos. La culminación de este proyecto está previsto para el primer trimestre del siguiente año y comprende 222 km de longitud.
Mientras que los otros tres contratos adquiridos por el Cabildo se ejecutarán en las zonas del norte, centro y sur.
En la calle Cristóbal Colón y la 24, según Eduardo Mejillones, quien tiene 50 años en el lugar, no habían tenido la necesidad de que se arreglaran las calles desde la obra de pavimentación realizada en la alcaldía de Elsa Bucaram, hace alrededor de dos décadas.
Las vías comenzaron a dañarse y llenarse de baches cuando el Municipio empezó a desmontar el puente de la A, en junio de 2011, y cinco líneas de buses (32 -1 y 2-, 38, 121 y 128) fueron desviadas por la 24. “En el invierno se puso peor”, acota Mejillones. El miércoles anterior, en horas de la mañana, se pudo observar que un equipo de ingenieros medía el tramo que necesita ser reparado.
Otros planes municipales de pavimentación incluyen a sectores urbanos como Los Vergeles y Pascuales, además, la parroquia rural Posorja. También existen observaciones a la obra vial que se ejecuta en la calle Panamá, en el centro de la urbe, donde los moradores aseguran que el rastrilleo (paso previo para repavimentar) lleva varias semanas.
Aurelio Villanueva, quien habita en Panamá e Imbabura, asegura que el estado de la calle obliga a los vehículos a transitar a baja velocidad. Según datos de la Dirección de Obras Públicas del Municipio de Guayaquil, en la urbe existen 3.200 kilómetros de calles que han requerido una inversión aproximada (entre construcción y mantenimiento) de 200 millones de dólares.