Su objetivo principal es ofrecer comida criolla
La iniciativa de Aniceto es ahora un negocio popular
Una vez leí que la creatividad es el recurso más importante en el ser humano; sin ella no habría progreso. “Esto sucede mucho a la hora de abrir un negocio”, dice Aniceto Borrero, de 56 años.
Pero lo que más cuesta trabajo a más del buen servicio y la sazón, es ponerle un nombre. “Algo que perdure en el tiempo y que sea fácil de recordar”.
‘Grueso, Largo y K-bezón’ es un nombre que se podría prestar para malas interpretaciones, pero Borrero aclara que la idea surgió porque los hombres de Ricaurte (provincia de Los Ríos) son de contextura alta y gruesa, y también se caracterizan por usar el cabello largo.
Cada noche en La Aurora, donde queda uno de los locales que atiende, ofrece tortillas de verde, yuca, mote y papa, pero sin usar aceite. Además tiene variedad de pinchos como el chuzo cuencano, de pollo, lomo fino y las parrilladas.
Su esposa, Tania Cevallos, de 47 años, cuenta que los clientes prefieren la especialidad de la casa, ‘el gallo pinto’, comida típica de la provincia de Los Ríos, que lleva carne de chancho oreada con leña verde, acompañada de moro, menestra y una salsa que es del agrado de los comensales. (I)