La champaña y el interior amarillo en top de cábalas
En las principales calles comerciales del centro de la ciudad, las fachadas de locales que ofrecen ropa lucen cubiertas de telas amarillas y, en menor medida, rojas: ropa calzones, sostenes, blusas, vestidos y camisetas de esos colores predominan sobre otros tonos.
En el lapso de una hora no faltan las mujeres que, solas o acompañadas, se detienen en los establecimientos y en los puestos informales para preguntar por el precio de las bragas, cuyo costo oscila entre $ 2 y $ 5, según la calidad. Aunque algunos ofrecen la promoción de tres por $ 5.
“Están muy caras. Le doy $ 1,50”, negocia la compradora Karina Ramírez, quien de entrada le aclara a una vendedora informal, que está en la avenida Eloy Alfaro, que la prenda no es para ella. “Es para mi hija”, expresa con mirada pícara.
Karina comenta que mantiene la costumbre de adquirir interiores amarillos en esta época desde hace varios años, debido a que cree firmemente que así se atrae la buena suerte. “Mi esposo, mi hija, toda mi familia debe tener interior amarillo. Es nuestra costumbre”, señala.
Los comerciantes, sin mayores argumentos sobre el origen de la tradición, simplemente se limitan a añadir que el producto que expenden es chino y que la gente que compra pide más las prendas de color amarillo.
Beatriz Loor ayer acudió al centro comercial Bahía Mall para llevar bragas amarillas por decenas. De forma tajante, afirma que no son para ella. Su intención, revela, es revenderlas en la calle, pues hoy se puede ganar hasta $ 1.200 en ventas de la prenda. “Usted no se imagina la fe que la gente le tiene a esta costumbre”, enfatiza.
Con algo de vergüenza, pero cargados de fe, jóvenes y adultos ingresan a un local, ubicado en Chile y Sucre, que se especializa en la venta de diversos productos que prometen atraer un año próspero.
Por casualidad, afirma Karina Ronquillo, de 20 años de edad, llegó ayer a El Tarot de la Verdad. La estudiante de medicina de la Universidad de Guayaquil, indica que acompañó a una amiga que se fue a realizar una lectura de su futuro por parte del maestro Edvar Soracipa, quien abrió el negocio recientemente.
La joven asegura que no es practicante del esoterismo, no obstante, ya que estaba en el negocio en el que se expenden sustancias para el amor, la prosperidad, el trabajo, entre otras, se animó a comprar a $ 1,65 el frasco de la suerte, un líquido que se puede untar antes de que llegue el nuevo año.
“Es la primera vez que compro esto, voy a ver si funciona”, dijo la joven, quien confesó que pedirá suerte para aprobar una asignatura en la que tiene dificultades.
En ese local, como en un puesto ubicado en la calle Boyacá, sus vendedores señalan que el producto que más se pide actualmente es la champaña, cuyo precio va desde los $ 5. Este líquido rosado, según Soracipa, que se lo puede mezclar con diversos elementos, es usado para bañarse el 31 de diciembre con la finalidad de conseguir trabajo o amor.
Soracipa manifiesta que en esta época las personas, que se tornan más sensibles, acuden en busca de productos que los ayude a evitar la soledad, el fracaso, la traición y hasta la vejez.
El jabón de ruda ($ 1), la esencia de pájaro de macua ($ 1), entre otros artículos, añade el vendedor, son productos que sirven para poner la mente en un estado positivo, pero enfatiza que, al final, “la solución está en uno mismo”.
En el Mercado Central no faltaron personas que compraron uvas (a $ 1 la libra) para pedir un deseo a la medianoche, como Lourdes Maldonado, quien reside en Italia y está de visita en Ecuador.
“El año pasado comí las doce uvas antes de que llegue el 2011 y funcionó”, asevera la mujer, quien llevó cuatro libras de la fruta.