La arquidiócesis de guayaquil suspendió traslado de estructuras
La catedral requiere $ 4 millones para reparación
Retorcida, con una gran parte cubierta de óxido, en la esquina de las calles Chimborazo y Clemente Ballén, yace la cruz metálica que en la tarde del domingo anterior cayó desde una de las cúpulas de la Catedral de Guayaquil.
Aproximadamente a las 18:30 de ese día, el piloto de un helicóptero de la empresa Decibel EQ intentó remover y trasladar la estructura, pero la dejó caer dentro de los predios de la iglesia.
Los transeúntes que pasan cerca del símbolo de la fe católica miran absortos. Lo tocan y lo fotografían como si se tratara de un atractivo turístico. También miran hacia arriba siguiendo la ruta del cable utilizado en el infructuoso traslado y que quedó colgado en el lado norte de una de las cúpulas.
Algunos, informados por lo publicado en medios de comunicación, narraban su versión del incidente. En cambio otros, como Pedro Pita, aseguraban ser testigos de lo ocurrido.
A las 18:00 del domingo, Pita recorría la zona vendiendo paraguas y se detuvo a observar la maniobra del helicóptero de la empresa Decibel EQ para trasladar la pesada cruz. “Subió y bajó tres veces y en la tercera ocasión, la soltó”.
Que la cruz permanezca en la vereda, al pie de la Catedral, es algo simbólico para su párroco, el padre Rómulo Aguilar, porque representa la urgente necesidad de una intervención integral de la estructura de la iglesia.
Las señales sobran. La semana pasada, un pedazo de concreto se desprendió y golpeó a un ciudadano, además las cruces metálicas están oxidadas, entre otros aspectos.
Se necesitarían $ 4’000.000 para obras de reparación y mantenimiento, de los cuales el Municipio de Guayaquil ofreció aportar con $ 600.000.
Fallas en la estructura
Tras el accidente de la caída de cemento, la Arquidiócesis realizó un mapeo exhaustivo de la iglesia y el resultado “es para pegarse un susto”, cita Aguilar.
Dentro de las cúpulas se vislumbran grietas en paredes enlucidas, pero sin pintar. En algunas de ellas, incluso, personas han dejado plasmados grafitis con palabras soeces.
Las fisuras también están presentes en algunos pilares y mampostería de las bóvedas. Mientras que en la parte exterior hay señales de hongos por la humedad acumulada durante años, cuyo color oscuro contrasta con los tonos pasteles de la fachada.
La falta de cuidado también se nota en las paredes donde se ubican algunos vitrales.
Las filtraciones ocasionadas por las recientes lluvias, además, revelaron las vulnerabilidades en los tejados de la infraestructura.
En el interior tampoco han concluido las reparaciones en el área del altar mayor, el cual está cercado por andamios y una tolda verde.
Durante el sismo del 16 de abril de 2016 y las réplicas que le siguieron cayeron cuatro columnas. Para Aguilar, la Catedral está en condiciones de soportar una situación normal, “pero no anormal como un terremoto”.
La Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) efectuó un estudio en el que se concluyó que los pilares y la estructura de la iglesia deben ser reforzados para soportar un terremoto de 8 grados Richter.
Trabajos para el traslado fueron detenidos
La empresa nacional Decibel EQ y Helicópteros del Ecuador fueron asignados para la remoción de las cruces y la estatua de Cristo Rey de sus respectivas cúpulas, desde hace 15 días.
Al ser consultado sobre si Decibel EQ utilizó el procedimiento adecuado (en otros países se emplean andamios para el mismo proceso), Aguilar sostiene que antes de los eventos del fin de semana se efectuaron estudios de peso, distancia, velocidad y clima. Sin embargo, una turbulencia ocasionada por una inusual corriente de viento habría sido la razón por la que el piloto tomó la decisión de soltar la cruz.
En la madrugada de ayer mantuvieron una reunión delegados de Decibel EQ y la Dirección de Aviación Civil, en la que se analizó la caja negra del aparato aeronáutico.
En la caída de la cruz, de dos toneladas de peso, solo se afectaron dos bloques y cuatro planchas de zinc. Aguilar puntualiza que el helicóptero tenía capacidad para sostener hasta siete toneladas, pero “el golpe de aire ocasionó que se quemara un rotor y el motor se apagó”.
La aeronave mantuvo el problema mecánico por 20 minutos más, luego del incidente.
El traslado de la otra cruz y la estatua de Cristo fue suspendido hasta encontrar una mejor técnica para continuar los trabajos de mantenimiento.
En la mañana de ayer, la Arquidiócesis de Guayaquil informó que los trabajos de restauración que se realizaban en las torres quedan suspendidos hasta nueva orden, no así las labores que se efectúan en la parte interior.
La otra cruz y la imagen del Cristo Rey serían arregladas sin removerse del sitio.
Aguilar desestima que el accidente tuviera que ver con un error de cálculo por parte de la empresa Decibel EQ y descarta la posibilidad de buscar otra empresa que apoye en el proceso. También reconoce que en el momento del incidente se efectuaba una misa, pero descarta la posibilidad de que resultaran afectados los feligreses, en el supuesto de que la cruz hubiese caído sobre el techo de uno de los altares.
El material de revestimiento, asegura, es de cemento compacto “muy resistente, como un búnker, la cruz no lo hubiese traspasado”.
El párroco destaca la pericia del piloto para dejar caer la estructura en un área adyacente donde no había personas. Por otra parte, las liturgias no serán suspendidas.
Por su parte, el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC), a través de la coordinación regional 5, aclara que después del terremoto de abril de 2016, los técnicos de la entidad inspeccionaron la Catedral para determinar los daños estructurales y de sus bienes muebles.
Mediante comunicado recordó que, según la Resolución 0004, emitida por el Consejo Nacional de Competencias (CNC), “a partir de junio de 2015 los municipios asumieron las competencias de patrimonio cultural local”.
Además, estará atento a la actual situación de la Catedral “para brindar el apoyo especializado que se requiera”. (I)