La 9 de Octubre y su metamorfosis
Ángel Emilio Hidalgo
Abanicándose con una carpeta manila, una mujer espera que el semáforo cambie a rojo en una esquina de 9 de Octubre y Tungurahua. El calor de la mañana en la urbe porteña se intensifica rápidamente con el vapor que expele la marea de autos que van y vienen en distintos sentidos.
Luego de unos segundos, la mujer -con pinta de oficinista- cruza la calle en dirección al Parque Centenario. Sus tacos resuenan en el ardiente adoquín. Camina con premura al igual que las decenas de personas que la rodean y lentamente se pierde en ese horizonte de vehículos y transeúntes, entre el bullicio privativo de la vía que conecta al Estero Salado con el río Guayas en medio del comercio, la historia y la modernidad guayaquileña.
Sin embargo, esa efervescencia que se propaga actualmente en la avenida 9 de Octubre dista mucho de las apacibles jornadas de tiempos remotos, cuando el quejido de las carretas de madera anunciaba la llegada de un comerciante, en un sendero de tierra y polvo, y no sobre el cemento o el adoquín de ahora.
La llamada “Calle Nueva”
Hasta finales del siglo XVII, Guayaquil era un pequeño poblado establecido en lo que actualmente se conoce como el barrio Las Peñas. Era un lugar rudimentario donde se habían instalado sus primeros pobladores, la Iglesia Matriz, la Plaza de Armas y el convento Santo Domingo.
Ante la dificultad de hacer el Ayuntamiento, por la falta de espacio, los concejales decidieron crear la Ciudad Nueva (lo que actualmente es el centro), expandiendo la urbe hacia el sur desde la calle Roca (último estero de Ciudad Vieja), hasta el estero de Carrión (actual avenida Olmedo). Es en este reordenamiento donde surge la Calle Nueva o Calle de los Franciscanos (actual 9 de Octubre).
Debido a la presencia de la iglesia de San Francisco (que se construyó a inicios del siglo XVIII), y según el plano de 1858 (dato resaltado por el cronista Carlos Matamoro Jara), la calle se llamaba De San Francisco. Conforme a la gaceta municipal de 1863, la vía tomó el nombre de Congreso.
Por aquella época también se la llamó Calle de la Artillería, y llegaba aproximadamente hasta la Santa Elena (actual Lorenzo de Garaycoa). Desde ese punto, hasta el Estero Salado, la vía tomaba el nombre de El Corte (o Camino de la Trocha). A lo largo del siglo XIX se abren pequeños locales comerciales en varios puntos de la calle, dándole mayor movimiento a la zona.
Siglo XX
En 1937, Matamoro Jara escribe lo siguiente acerca de este emblemático sector: “Bulevar Nueve de Octubre, la calle más importante de la ciudad por sus anchas aceras y considerable movimiento de peatones y automóviles (...). Frente a su extremo oriental se halla la Rotonda y en su lado occidental el American Park y el puente 5 de Junio, que atraviesa el brazo de mar llamado Estero Salado.
Entre sus importantes edificios están el palacio de la Zona Militar (construido en 1921, en 9 de Octubre Nº 916-918 y Lorenzo de Garaycoa), el diario El Universo (antiguo templo masónico levantado por esos años), el Banco La Previsora, en cuyo lugar estuvo la casa histórica, donde se entrevistó Simón Bolívar con José de San Martín (actualmente en ese edificio funciona la tienda de ropa RM.
Cabe señalar que esa entidad bancaria, a finales del siglo XX, se trasladó hacia la esquina de la calle Malecón, donde antiguamente estaba ubicada la casa del doctor Julián Coronel, vivienda que en la actualidad se encuentra reconstruida en el Parque Histórico de Guayaquil)”.
Según el historiador guayaquileño Ezio Garay Arellano, a esta vía se la denominó bulevar desde finales del siglo XIX, debido a que una administración de aquella época la ornamentó con árboles. A esto se suma la influencia francesa de llamar de esta manera a las avenidas principales de cada ciudad.
El 9 de octubre de 1920 se inauguró el Parque Centenario, en honor a los próceres de la Independencia de Guayaquil. Esta plaza dividió en dos la avenida, a la altura de las actuales calles Lorenzo de Garaycoa y Pedro Moncayo. Fue construida siguiendo los lineamientos de los bosques sagrados de la Grecia clásica, que resaltan los cuatro elementos: fuego, tierra, agua y aire.
En la mitad se alzó la Columna de los Próceres, con las estatuas de varios de ellos: José Joaquín de Olmedo, el general José de Villamil, José de Antepara y el capitán León de Febres-Cordero. Desde aquellos años, el lugar se convirtió en un sitio de gran concurrencia ciudadana, gracias a sus espacios verdes y bancas metálicas, que servían (y sirven) de descanso para los transeúntes.
El teatro Edén era uno de los grandes atractivos que tenía esta vía hasta mediados del siglo pasado. Fue inaugurado en julio de 1922 y en sus instalaciones se presentaron las grandes compañías de teatro, música y danza clásica de la época. Estaba ubicado en el edificio Cóndor (entre Córdova y Chimborazo).
Por la década de 1910, el comercio y los negocios fueron ganando bastante terreno entre las actividades que se realizaban en la avenida. La mayor parte de comerciantes de entonces era de familias acomodadas que tenían sus establecimientos en las plantas bajas de sus viviendas, donde vendían telas o diversos tipos de prendas de vestir.
Uno de los locales más conocidos era el de Madame Tamburini. “Era una señora de origen italiano. Le decían ‘madame’ porque traía la moda de París. Ella tenía una tienda de sombreros”, afirma Garay.
También había sitios donde los guayaquileños asistían asiduamente, como el salón Fortich (hasta la década del 70), que estaba ubicado en 9 de Octubre y Baquerizo Moreno. En ese lugar las personas podían escuchar música y bailar, además de disfrutar de distintos platos de comida.
Entre los entes financieros que se hallaban en la avenida estaba el Banco del Ecuador, que funcionó donde actualmente se levanta el Banco Central del Ecuador (entre Pedro Carbo y Pichincha), desde finales del siglo XIX hasta 1927.
La avenida moderna
Actualmente la 9 de Octubre es un sector altamente comercial. A lo largo de sus aproximadamente 2 kilómetros de extensión podemos encontrar tiendas de todo tipo, agencias bancarias, locales comerciales y de comida, escuelas y hoteles.
Los espacios de comida (entre cafeterías, restaurantes, chifas, etc.) prevalecen en el sector, con más de una treintena de establecimientos. Sin embargo, la venta de electrodomésticos se ha incrementado considerablemente, sobre todo desde Lorenzo de Garaycoa hasta Pedro Carbo, donde se encuentran alrededor de 22 almacenes de este tipo.
Según datos del Instituto de Patrimonio Cultural del Ecuador (INPC), a lo largo de la avenida existen aproximadamente 23 edificaciones consideradas patrimoniales, entre las que se destacan el museo Presley Norton (calle Carchi), la academia de danza Raymond Maugé Thoniel y la Casa de la Cultura Ecuatoriana (Av. Quito), Banco Sudamericano y la Zona Militar (ambos a la altura de Lorenzo de Garaycoa), la Jefatura del Benemérito Cuerpo de Bomberos y el diario El Universo (Escobedo), almacenes Juan Eljuri (Boyacá), la iglesia de San Francisco (Córdova), la tienda de ropa RM (Pichincha), entre otras.
Entre 2002 y 2003 se realizó la regeneración urbana de toda la vía por parte del Cabildo. Se cambió la capa asfáltica por adoquines y se instalaron faroles y bancas como parte de su ornamentación.