Jóvenes proponen ritmo para festival urbano
“Suena que suena la Aurora Gloriosa, suena que suena, suena sin parar” es la melodía tropical con la que un grupo de jóvenes, algunos disfrazados de animales y otros con vestimentas coloridas, ensayan sus pasos de danza.
Es algo del ambiente que se vive en la academia Dancers, en la quinta etapa de la Alborada, como parte de los ensayos generales para presentar el festival urbano ‘Guayaquil de Fantasía’, que se realizará en el Paseo de los Presidentes del Malecón 2000.
Los participantes son 30 entusiastas jóvenes de entre 17 y 29 años que provienen, en su mayoría, de sectores como la Trinitaria y Guasmo, Malvinas, ubicados al sur de la ciudad.
Algunos de los bailarines, incluso, tienen una beca otorgada por Freddy Rivadeneira, instructor principal de Dancers, quien tiene 24 años trabajando en su estudio con estas coreografías.
El proceso de selección de los bailarines tomó algunos meses en los que se ensayaron ritmos como hip hop, danza clásica, jazz, entre otros.
Otro elemento importante que los aprendices debieron conocer es la expresión corporal. Algunos de ellos tienen 10 años estudiando.
La obra que se prepara tendrá una hora de duración e incluye personajes como Juan Pueblo para contar una historia que busca resaltar los valores cívicos y ciudadanos.
La composición del libreto que se pondrá en escena fueron elaboradas por Geraldine Weber, titular de la productora Audiomax. Mientras que los arreglos musicales son de Roger Guerrero, director del estudio de grabación Roger Hits.
Weber ha colaborado con iniciativas gubernamentales, como el Intercolegial de Teatro Preventivo ‘Juntos por una Cultura de Paz’ y los desfiles náuticos que se presentan durante las festividades guayaquileñas.
La iniciativa de ‘Guayaquil de Fantasía’, comenta Weber, corresponde a la vicealcaldesa Doménica Tabacchi. “La obra musical tiene un tinte medio jocoso”.
La historia gira en torno a un grupo de extraterrestres que provienen del planeta Alegría, quienes quedan maravillados con la ciudad y el trato de sus habitantes.
Los jóvenes participantes practican hasta tres días a la semana para afinar los detalles de su presentación. Para ello, ensayan hasta con los disfraces con los que estarán en escena, los cuales también fueron elaborados por ellos.
Pese a limitaciones, como los costos del traslado, situación que afecta principalmente a las personas de las zonas marginales, no se pierde el entusiasmo, aseguró Freddy Rivadeneira, uno de los bailarines. “Esto es algo que exige mucho, pero felizmente existe el ánimo necesario”.
También destacó que el talento para las actividades artísticas está presente en toda la ciudad y cada una de las culturas aporta interesantes elementos a las coreografías. En el caso de los habitantes de Trinitaria “le ponen mucho a los ritmos tropicales”.
La vicealcaldesa Doménica Tabacchi, gestora del festival que se realizará el próximo 27 de junio, dará mayores detalles del evento mañana en el Salón de la Ciudad.
Festival de la arepa
Para el próximo viernes, la comunidad refugiada de Guayaquil celebra su día preparando 1.000 arepas que compartirán con los ecuatorianos en la Plaza San Francisco.
La orquesta de salsa colombo ecuatoriana, el grupo de capoeira Alegría, el grupo de marimba Raza y Cultura, el grupo de flash mob Nuevo Renacer, el grupo de danza folclórica colombiana Echa pa’lante y los raperos de A2H estarán presentes para animar el evento.
La celebración recibe el apoyo del Ministerio de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana, la Defensoría del Pueblo del Ecuador, el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados en Guayaquil, Organización Hebrea para Ayuda a Inmigrantes y Refugiados (HIAS por sus siglas en inglés), Comité Permanente para la Defensa de los Derechos Humanos (CDH), entre otras entidades.
El 65% de quienes llegan buscando protección a Guayaquil ha sufrido intimidaciones y amenazas que ponen en peligro su vida y la de sus familias, afirmó Billy Navarrete, titular del CDH en Guayaquil.
Entre 2011 y 2014, las personas que han llegado a la ciudad y fueron acogidas por las instituciones que apoyan a los refugiados -en su mayoría- provienen del departamento del Valle del Cauca, Nariño y Antioquia. (I)
