Inmuebles vacíos son un peligro para residentes de distintos sectores
Una imponente edificación de cuatro pisos se levanta en medio de la avenida Casuarina, al noreste de la ciudad, y destaca en medio de las pequeñas casas y construcciones de caña del sector, a unos 500 metros de la denominada “Entrada de la 8”, por donde circulan diferentes líneas de transporte.
Este viejo condominio, lleno de grafitis, basura, una desgastada pintura de tonos rojo y blanco, y manchado por el paso del tiempo y la inclemencia de las lluvias, se asienta a un costado de la vía de la zona periférica del cantón.
De acuerdo con la versión de los moradores, la construcción tenía dos departamentos por piso y albergaba a más de 10 familias.
Como ese hay muchos. En un recorrido realizado por varias zonas de la urbe, este Diario pudo constatar que ese es solo uno de los varios inmuebles de Guayaquil que, por diferentes circunstancias, se encuentran deshabitados o en situación de abandono.
Tatiana León tiene 17 años y es moradora de “Valle Hermoso”, una cooperativa que se asienta en uno de los predios cercanos a esta edificación. Llegó a vivir a este edificio con su familia cuando tenía siete años, es decir, hace una década.
“Los departamentos eran grandes y tenían tres dormitorios cada uno. Recuerdo que nos quedamos allí unos cuatro meses, hasta que otros terrenos estuvieron listos y pudimos construir las casas y cambiarnos”, explica la joven madre de dos niños.
Según relata, varios de los moradores de esa cooperativa, así como las familias que viven en los alrededores del condominio, son antiguos ocupantes de dicho edificio, al que la falta de vigilancia en el día y la ausencia de iluminación en las noches lo han vuelto un sitio peligroso para los habitantes del lugar.
“Una vez yo me encontraba lavando la ropa aquí y salió de la casa una chica que temblaba de los nervios. Luego me pidió el baño para cambiarse porque uno de sus compañeros del colegio la había agredido adentro”, recuerda Tatiana.
Asegura además que anteriormente la situación era menos complicada, pero luego de que pavimentaron la vía, hace más de un año, el acceso se hizo más fácil, por lo que personas ajenas al barrio deambulan por allí.
“Con el tiempo se ha puesto feo. La gente que transita entra a todas horas. Hace dos noches robaron en un restaurante”, indica.
Otra edificación que se encuentra en circunstancias similares es el antiguo inmueble de “Ecuaseguros”, ubicado sobre la Av. Francisco de Orellana, en el norte, a pocos metros de Mi Juguetería.
Gisella Morán y su esposo, quienes prestan el servicio de guardianía en el terreno contiguo -en donde viven junto a sus tres hijos desde hace dos años-, aseguran que el lugar siempre ha estado abandonado por sus propietarios.
Además, afirman que los delincuentes, que se metían por una puerta que permanecía abierta todo el tiempo, se llevaron el mobiliario y las letras de bronce que adornaban la parte frontal.
“Por dentro está todo sucio y lleno de grafitis”, denuncian.
Gisella afirma que por su seguridad y la de su familia pidió a su esposo que clausurara esa entrada, pues desde hace
varios meses no existe un guardián que vigile el inmueble.
Para Henry Ríos, miembro de la Asociación de Corredores de Bienes Raíces del Guayas, Gerente de Remax Ecuador (una franquicia mobiliaria internacional), el abandono de propiedades se da cuando las edificaciones tienen algún problema judicial.
“No es normal que un propietario deje un bien y menos en un lugar de alta plusvalía como el norte de la ciudad. Entiendo que algunos tuvieron problemas con la banca, hubo embargos y quedaron en una laguna jurídica, por eso no pueden ser vendidos y el Estado no hace nada con ellos, porque aún no se han terminado los juicios”.
Otro caso de espacios deshabitados se da en el centro de la ciudad, en las calles Colón, entre Pedro Moncayo y Av. Quito. Se trata de la casa número 1935, de tres pisos y de construcción mixta.
Varios vecinos coinciden en que la obra representa un peligro.
Manuel Vera, de 59 años, un albañil que trabaja en el área desde hace tres décadas, señala que el inmueble actualmente tiene la entrada principal sellada con ladrillos, porque el dueño del edificio contiguo estuvo a punto de ser víctima de un atraco.
“Hace dos años sujetos desconocidos trataron de perforar las débiles paredes para pasarse a la otra propiedad”, expresa Vera, quien señala además que esa casa funcionaba antes como una pensión.
De acuerdo con el especialista en bienes raíces, el centro es una zona de muy baja plusvalía, porque algunos edificios se encuentran en mal estado.
Asimismo, continúa, los propietarios prefieren no invertir en la reestructuración de un inmueble. “Estos funcionan, únicamente, porque tienen negocios en la parte de abajo”.
A veces lo recomendable es que los transformen en solares para parqueos en lugar de rehacer el edificio.
También en la Av. 25 de Julio, al sur, una antigua dependencia del Banco de la Vivienda está abandonada desde hace 15 años. Y otras propiedades como Makro, al norte, y el antiguo Ministerio de Agricultura, en el centro, se encuentran intervenidos por el Estado.