Humedales de isla Santay, atracción natural en feriado

Daniel Muñoz, estudiante de biología, visitó ayer los humedales de la isla Santay por quinta ocasión luego de casi un año de no recorrer los senderos que permiten pasear por el área protegida.

Desde su penúltimo recorrido, percibe algunos cambios, como nuevas áreas para consumir alimentos y lanchas del proyecto ‘Turismo en el Golfo’ para conocer otros sitios, como el Parque Histórico y el Ferrocarril de Durán.

Mientras caminaba, un nativo de la isla explicaba la importancia de los manglares para el ecosistema del lugar. “La característica de humedal fue lo que más me llamó la atención”, aseguró el joven.

Humedal es una zona de tierras, generalmente planas, cuya superficie se inunda de manera permanente o intermitentemente. En el caso de Santay, el 60% de su terreno se cubre con agua en cada subida de marea.

Según un estudio reciente del Comité Ecológico del Litoral (CEL),  en el humedal se han identificado 69 especies vegetales, de las cuales  5 corresponden a manglares. Además, se han catalogado 12 especies de reptiles, 2 de anfibios, 13 de mamíferos y 128 de aves.

Entre la flora se destacan plantas como el guasmo, la palma real, la marihuana, el mangle negro, guachapelí y el samán.

Mientras que en lo que respecta a  animales, los turistas pueden observar a especímenes como la garza real, garza blanca, negro fino, cangrejo violinista, tejón, yaguarondi (mamífero carnívoro) e iguanas. La fauna acuática consta de bagre, corvina, tilapia, las cuales son usadas para el consumo y comercio, según comentan los nativos del lugar.

Sin embargo, el mayor atractivo para los visitantes son las cocodrileras que albergan a 12 de estos reptiles (11 hembras y 1 macho).

Los ejemplares, comunes en la costa del Pacífico Sur y el Caribe, fueron traídos desde el Parque Histórico de Guayaquil y la provincia de Esmeraldas, a inicios de 2014.

Juan Alejo Chávez, gerente de Proyectos de Turismo Sostenible del Ministerio del Ambiente (MAE), explicó que los animales no fueron sacados de su hábitat natural, sino que fueron criados en cautiverio desde su nacimiento. Su alimentación se basa, generalmente, en pescado y carne.

Para el cuidado del humedal y sus especies, el MAE capacita desde hace algunos años a los nativos de la isla para que ayuden a preservar su entorno.

Uno de ellos es Jacinto Domínguez, de 66 años, quien asegura conocer muy bien la tierra que lo vio nacer.

“Desde que comenzó la construcción de la ecoaldea, hace casi 5 años, el ritmo de vida cambió radicalmente para bien”.

El sitio en mención alberga a 56 familias que se dedican, básicamente, a la pesca y microempresas que desarrollan en su territorio y en el mercado Caraguay, en Guayaquil.

Por el momento, uno de los anhelos más ambiciosos de la comuna es contar con un museo donde se destaque la riqueza cultural de Santay. “Esperamos que se construya dentro de poco”.

Pese a la infraestructura con la que cuentan -incluyendo los casi 3 km de puentes peatonales y camineras-, a mitad del trayecto Guayaquil-Santay, se observa la construcción de un sitio de descanso con vista al río.

Entre los requerimientos de los habitantes del humedal está el levantamiento de la orden que prohíbe la crianza de animales domésticos. Durante el feriado, habrá lanchas que transporten al sitio, desde el Malecón 2000, de 10:00 a 16:00. (I)