Guayaquil y Detroit están en situaciones distintas
Detroit, ciudad norteamericana que es parte del Estado de Michigan, se caracterizó por ser la cuna de la industria automotriz en EE.UU. Allí funcionaban las grandes empresas Ford, Chrysler y General Motors.
Pero en la década del 60 la realidad social y económica de esa ciudad, que tenía 1,8 millones de habitantes (ahora solo hay 685.000), comenzó a cambiar drásticamente. La partida de los tres grandes fabricantes de automotores dejó sin empleo a gran parte de la población (el desempleo es un 16%, el doble del promedio nacional en EE.UU.).
Según las reseñas económicas de la prensa estadounidense, las compañías se marcharon a otras ciudades porque querían evitar el pago de salarios altos y a los sindicatos. A esos factores se sumaron la preferencia por automóviles importados de Asia (más baratos), la gran recesión de 2008 y la bancarrota en 2009 de la General Motors.
La búsqueda de empleo de sus habitantes en otras latitudes provocó que menos personas pagaran impuestos y se redujeran los ingresos fiscales.
A ello se sumó, pese a que la ciudad tuvo menores ingresos, que sus gobernantes mantuvieron el mismo nivel de gasto, hasta acumular una deuda de $ 18.500 millones. El resultado final: el Municipio, a mediados de julio, se declaró en bancarrota, el 40% del alumbrado público no funciona y hay problemas graves en los servicios públicos básicos.
604 millones de dólares es el presupuesto que maneja para este año el Municipio de Guayaquil¿Qué relación tienen los últimos hechos de Detroit con Guayaquil? Para el alcalde Jaime Nebot, lo que ocurre en la ciudad más grande del estdo de Michigan se repetiría en Guayaquil (que tiene 2,3 millones de habitantes), en caso de que el Gobierno Central decida construir un puerto en un sitio ajeno a este cantón y a la terminal local se la deje solo como una terminal especializada en cabotaje y turismo.
En una cadena realizada por Nebot, el miércoles, el funcionario acusó al Gobierno Central de intentar incumplir un acuerdo público para que el Municipio drague la entrada al puerto y advirtió que la ciudad puede quebrar como Detroit.
Para el analista económico Fidel Márquez, un escenario teórico del cambio de funcionalidad en el Puerto Marítimo Libertador Simón Bolívar modificaría la actividad económica del cantón y obligaría a que la gente, que depende de ese tipo de comercio, busque reinventarse otras formas de mantenerse. “En primera instancia habría afectación a transportistas, cargadores y empresarios que quieran trasladarse cerca de otro puerto”.
De acuerdo con registros del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), a través del puerto se movilizan 10’844.366 toneladas de mercadería.
1,2 millones de visitantes llegan al cantón anualmente, según cifras del CabildoSin embargo, añadió Márquez, otro escenario es que se dé un proceso de desarrollo turístico importante y que la ciudad se convierta en un sitio de paseo donde vendrían visitantes extranjeros en buques. “Habría que preguntarse qué tenemos desde el punto de vista de atractivos turísticos para ver si eso es posible”.
Al respecto, el pasado mes el alcalde señaló que Guayaquil, con un presupuesto de $ 604 millones, es la ciudad más visitada del país.
Para el analista, la mejor solución es que se llegue a un buen entendimiento entre la empresa privada y el Estado para mejorar el puerto. “Pero hay cosas que tienen que ver con las leyes de cada país y de la solución que se le quiera dar. Otra cosa que hay que ver es que Detroit tenía mucha deuda, que no creo que es un problema que tiene esta ciudad”.
Por su parte, Octavio Villacreses, miembro de la Comisión de Gobiernos Autónomos Descentralizados de la Asamblea Nacional, consideró injusto el cotejo entre las ciudades, porque responden a realidades distintas, tanto en actividades como en movimiento comercial. “Me limitaría a comparar esta situación con el traslado que hubo hace 50 años. ¿Qué le pasó a la ciudad? ¿Debería haberse hundido entonces por sacar el puerto fuera de los límites urbanos? No creo que haya existido tal afectación”.
El asambleísta admitió que existiría un efecto de pérdida económica, pero que esta se limitaría a los 11 puertos privados. “Que no le rinden un solo centavo a Guayaquil ni le aportan ni un centavo al Municipio”. De existir un impacto laboral al interior de estos puertos sugirió que las plazas de trabajo pasen al nuevo puerto. “Habría que medir cuántos son los afectados”.
En cambio, Marco Arévalo, especialista en comercio exterior, aduanas, mercantil y societario, afirmó que el traslado del puerto restaría influencia en cuanto a movimiento de mercadería y provocaría un éxodo masivo de actividades vinculadas a la actividad portuaria y se repetiría el escenario de Detroit.
Si el puerto sale de los límites del cantón, aseguró, las labores afines, como despacho, transporte, financieras, bancos, agentes de aduanas, importadores, exportadores, dejarían de realizarse. “Sería una cadena de problemas que se presentaría y la ciudad quedaría rezagada”.
Entre 2011 y 2012, según Autoridad Portuaria, hubo una baja del 40% en el ingreso de buques de carga al puerto, pero el volumen fue 15 veces mayor al de Manta. “Ahora si los grandes buques, como los Panamax, no pueden entrar por su gran calado, entonces, es verdad que uno de los puertos que más se apega, sería el de Manta”.