El Guayaquil de las dicotomías hoy celebra 485 años de fundación
La ciudad que nació en el cerro y se desparramó por el este y el oeste, hasta casi estrangular el Salado, se levanta vigorosa luego de que sus frenéticas voces se atoraran por efectos de una pandemia que enmudeció sus esquinas.
Hoy el verbo renace y su impronta fonológica ebulle. Ahí están, palpitando por calles, mercados y recovecos, sus palabras híbridas, su yeísmo ("yueve"), sus eses (ss) aspiradas ("fejtejo") y sus eses (ss) sibilantes ("shabor") como recordatorio de que esta es una ciudad preñada de foráneos.
Se va por el barranco la raza montubia, sentenciaba en 1930 el escritor Joaquín Gallegos Lara en alusión a la inmigración que recibía Guayaquil, desplazamientos que hasta hoy, 2020, han enriquecido la cultura y mantienen incólumes la usanza del comercio y de la juerga. El rescoldo de la epidemia está allí, pero nobleza obliga y la pujanza guayaquileña exhorta a enjugar el lagrimal y otear el horizonte. ¡485 "año"!
Glosario de coloquialismos guayaquileños
Andar down: Estar apesadumbrado, por asociación con el anglicismo "down" que significa "bajo".
Belleza: Expresión que se usa para referirse a algo que es bonito o que ha salido bien.
Body: Guardia
Cabreado: Persona que está disgustada.
Caliche: Orificio en artículos de plástico
Gingiringongo: Juego de sube y baja en parques infantiles
Habla bien: ¿Es en serio?
Hacer la casita: Cometer un error
La yoni: Nueva York
Lámpara: Situación desagradable
Masca chicle y no hagas bomba: Invitación a la prudencia.
Mijín: Amigo
Pana: Amigo.
Papaya: Fácil.
Pateado: Estafado
Pinta: Alguien con buena apariencia.
Qué foco: Vergüenza que se siente por algún motivo.
Qué hecho trozo: Respuesta ante un comportamiento desagradable.
Qué trip: Qué humor
Tuco de bola: Mujer con sobrepeso o cosa abundante.
Ya posi, posi: Te creo (sarcásticamente)
Así el guayaquileño se apropia de vocablos y expresiones nuevas para comunicarse espontáneamente, al margen de lo que norma la Real Academia de la Lengua. El uso del lenguaje vernacular, el argot y términos castizos es imprescindible como forma de representación de las distintas capas de la sociedad. En Guayaquil, además, en términos castizos se estila la locución "falda alta" cuando se desea referirse a "falda corta" y no se pide prestado sino que se presta. O se "empresta". (I)