Guayaquil vivió un proceso fundacional que duró exactamente 13 años, desde que un grupo de invasores españoles liderados por Diego de Almagro, fundó la ciudad de Santiago, el 15 de agosto de 1534, hasta su definitivo asiento, en 1547.

El paraje escogido fue el extenso valle de Cicalpa, al pie de la laguna de Colta, donde luego se estableció la antigua Riobamba, destruida por un terremoto en 1797.

Pero volviendo a la relación del proceso fundacional, ocurre que según la legislación española del siglo XVI, una ciudad podía ser fundada una sola vez, al igual que una villa, título de orden menor.

Pero, ¿por qué la ciudad de Santiago no se estableció definitivamente en Cicalpa?  
Sencillamente porque Diego de Almagro se enteró de que el adelantado Pedro de Alvarado había emprendido viaje desde la Costa hacia la cordillera y amenazaba con llegar a la ciudad de Quito -que primero fue quitu y después inca-, lo que le obligó a abandonar la empresa de poblamiento y avanzar hacia el norte, hasta el día en que llegó a Quito y fundó la villa de San Francisco, el 28 de agosto de 1534.

En lo que respecta a la ciudad de Santiago, se sucedieron varios traslados en territorio costeño, pues al tomar el control de Quito, los españoles vieron la necesidad de establecer un puerto por obvias razones mercantiles y estratégicas.

En noviembre de 1535, Sebastián de Benalcázar, otro de estos ambiciosos “conquistadores”, asentó la ciudad de Santiago con solo 25 españoles, en algún lugar del costado izquierdo del río Amay (Babahoyo).

Sin embargo, el asedio de los aborígenes chonos que vivían en el Litoral interior, en legítima defensa de su tierra, les obligó a los invasores europeos a moverse como trashumantes, de un lado al otro.

Finalmente, en 1547, el capitán Francisco de Olmos, con un grupo de españoles, se asentó definitivamente al pie del “cerrito verde” (cerro Santa Ana), en territorio del cacique chono Guayaquile; razón por la cual, la ciudad tomó el nombre definitivo de Santiago de Guayaquil. (I)