Grupos de hip hop usan el baile para alejarse de vicios
El hip hop es un movimiento artístico que nació en Estados Unidos a finales de los años 60, entre las comunidades afroamericanas y latinas de barrios populares.
Esta reseña se realizó ayer en el centro de eventos Crossover, en la ciudadela Atarazana, en el Segundo Foro “Crea tu Espacio”, donde se reunieron 60 jóvenes a bailar este ritmo.
A Guayaquil esa “cultura urbana” -como también se conoce al hip hop- llegó en los años 90, gracias a los programas musicales que se transmitían por televisión, y permanece hasta hoy en algunos barrios de la ciudad.
Según Pablo Rey, un “urbano de corazón”, el movimiento suele confundirse con grupos de pandillas que consumen drogas y causan problemas; sin embargo asegura que todo esto es “simplemente arte”.
Pablo, de 25 años, ha trabajado desde hace una década junto a la fundación Pacto Real Cultura, encargada de difundir la cultura urbana en Guayaquil, con la enseñanza de baile y canto a niños y jóvenes como método de expresión artística y de abstinencia contra las drogas.
“Para ellos, el arte es una herramienta de prevención, nosotros le presentamos a los chicos el arte para que ellos no caigan en malos pasos o dejen de lado las drogas”.
Pablo asegura que para practicar este deporte el cuerpo y la mente deben estar sanos. Afirma que los jóvenes compiten entre ellos y saben que al consumir alcohol o drogas es probable que se provoque un bajo desempeño.
Los grupos Cinco Nueve Tres Kru, Break People, Talento Urbano, se reúnen todos los días en la 44 y Francisco Seguro, de 17:00 a 23:00, a practicar y aprender nuevos pasos para presentarse ante el público cuando les toca.
Xavier Monserrat, de 22 años, asegura que estos eventos son importantes porque los jóvenes pueden demostrar su talento y mantienen la mente ocupada.
Él aprendió a moverse hace cinco años, viendo a la gente y con ayuda de sus compañeros bailarines.
Según Alejandra Castillo, de 17 años, ella es una de las pocas mujeres que baila hip hop en Ecuador y afirma que a ella siempre le llamó la atención el arte urbano, por estar considerado un tabú.
“Siempre me ha gustado la adrenalina y el hecho de que hay pocas mujeres bailoteando esto es como romper los esquemas que la gente tiene del arte de la calle”, señaló.
Alejandra asegura que este baile es un estilo de vida que “la llena”, porque es una actividad sana que mantiene en funcionamiento constante al cuerpo y la mente.
De acuerdo con Rey, uno de los organizadores del evento desarrollado ayer, el propósito de la actividad es que la gente conozca lo que es esta cultura y deje de asociarla con las pandillas.
Por ello, el Ministerio de Inclusión Económica y Social (MIES), por medio del Área de Juventud y el Ministerio de Cultura, ha apoyado a estos grupos con espacios para presentarse y publicidad.
Los grupos han tenido más de 30 presentaciones este año en distintos escenarios de la ciudad; con esos espectáculos, reúnen el dinero suficiente para pagar el espacio donde practican diariamente.