Galo Cevallos, el carismático vendedor del portón

Todas las mañanas a las 06:00 llega hasta la puerta del colegio Amarilis Fuentes,  Galo Cevallos, de 41 años de edad, vendedor ambulante de vinchas, diademas y todo tipo de bisutería. Tanto a la hora de entrada como a la de salida las chicas buscan comprarle algo entre empujones y la aglomeración que ocurre en el portón de ingreso.

El comerciante, que tiene más de cinco años dedicado a esta actividad, asegura que se siente bien trabajando y que aunque no gana mucho dinero este le sirve para solventar los gastos de su familia.

Cuenta que un día al salir de su casa  unos delincuentes lo siguieron.

“Me atacaron, no tenían armas, pero gracias a que sé artes marciales logré defenderme y no me arrebataron nada”, narró.

Su forma de vocear los productos y la amabilidad con la que trata a los clientes han llamado la atención de más de un transeúnte. Dice que la clave del éxito radica en disfrutar lo que se hace por más sencillo que parezca.

“Mi principal motivación es mi familia, poder sacarla adelante, que mis hijos caminen con la frente en alto. Trabajar de forma honrada y jamás malgastar el tiempo de Dios. Mi relación con los clientes siempre ha sido buena, los respeto mucho y les hago sentir que más importante que el dinero es brindarles un buen servicio con lo que vendo”, dijo.