Fe y Alegría tiene 50 años presente ‘en donde termina el asfalto’

En junio del año pasado, Fe y Alegría Ecuador celebró sus Bodas de Oro en una fecha que coincidió con la festividad de los apóstoles Pedro y Pablo. Este ‘Movimiento de Educación Popular y Promoción Social’ cumplió 50 años al servicio de los más necesitados. Tiene presencia en 14 provincias del país a través de 75 escuelas y colegios, una planta docente de 1.187 educadores y 28.200 niños, niñas y jóvenes.

Fe y Alegría no inició en Ecuador. Fue fundada en 1955 en Venezuela por el sacerdote chileno José María Vélaz (1910 – 1985), miembro de la Compañía de Jesús.

Ecuador fue el segundo país en donde siguió la obra. Fundó el primer centro el 15 de agosto de 1964. Luego se expandió a Perú, Colombia, Bolivia, Chile, Uruguay, Paraguay, Argentina y Brasil. 

En Guayaquil cuenta con diez centros, entre escuelas, unidades educativas y el Cecal (Centro de Capacitación Laboral), ubicado en el sector de Monte Sinaí.
 
Cincuenta años en Ecuador

Christian Ubilla Correa, director de la Regional Sur de Fe y Alegría (Guayas, El Oro y Santa Elena), dice que en 2014 se realizaron actividades para recoger aspectos pedagógicos y pastorales que se han trabajado durante los cincuenta años. Estos se presentaron el 12 de marzo pasado en el Pre Congreso de Sistematización de Experiencias, que tuvo sede en Guayaquil y en el que se identificaron proyectos que representan un avance para la educación popular, así como para el Estado. Varias de estas experiencias fueron publicadas en el libro “La educación popular ante los nuevos contextos latinoamericanos y el sistema educativo ecuatoriano”.

El 15 de agosto de 2014, día del quincuagésimo aniversario, Fe y Alegría recibió la Condecoración al mérito en el grado de Gran Oficial, por parte del presidente Rafael Correa. Desde 2013 se concretó un Convenio de Cooperación Interinstitucional entre el Ministerio de Educación y Fe y Alegría, logrando  que la planta docente pueda obtener nombramientos fiscales.

Reconocimiento al trabajo

Ubilla destaca la importancia de ese reconocimiento, pues “a pesar de que la educación fiscomisional es valorada y reconocida por la Constitución de la República, en la práctica no existen reglamentos que hagan efectivo ese apoyo del Estado”. Asegura que el respaldo del Presidente de la República es simbólico, pues no solo es un tributo a Fe y Alegría, sino a la educación fiscomisional en el país.

Para el director de la Regional Sur, la condecoración al mérito de Gran Oficial también es un homenaje a la labor de la Compañía de Jesús en Ecuador, quienes dirigen la Pontificia Universidad Católica del Ecuador, la fundación Hogar de Cristo y siete emblemáticas instituciones educativas del país.
¿Obra de laicos o jesuitas?

Durante más de cuatro décadas, Fe y Alegría fue presidida por sacerdotes de la Compañía de Jesús. Actualmente la Dirección Nacional, así como las sedes regionales son administradas por laicos, aunque el presidente del directorio es el padre Gilberto Freire, representante provincial de los jesuitas.
En la Regional Sur, el padre Jorge Galéaz S.J., es el actual guía espiritual y responsable del área de pastoral. Galéaz, quien labora en Fe y Alegría desde 1985 y reside desde hace 15 años en Guayaquil, afirma que la obra de José María Vélaz en América Latina siempre ha sido netamente administrada por la Compañía; asimismo destaca que el público la reconoce como tal y por ese motivo continúa apoyándola.

En cuanto a los religiosos que actualmente laboran en el Movimiento, comenta que debido a la carencia de vocaciones, Ecuador es el país con menos jesuitas, siendo él (Galéaz) el único miembro de la Compañía en la región Costa, dos maestrillos (jóvenes jesuitas en etapa de magisterio) a tiempo completo en la pastoral juvenil de Quito y el padre Pedro Niño S.J., en el Instituto Radiofónico Fe y Alegría (Irfeyal). “Carlos Vargas, nuestro director nacional, es diácono y terminó sus estudios teológicos; Christian (Ubilla) es de la CVX (Comunidad de Vida Cristiana), estudió en el Javier y sigue siendo parte de ASIA Javier (Asociación de exalumnos), así que son personas cercanas e involucradas con la formación de la juventud; en este caso, de chicos y chicas de escasos recursos económicos”, asegura.
Con una opinión similar coincide Lizbeth Lascano, acompañante pedagógica de Tepeyac, primer centro que se fundó en Guayaquil, ubicado en la 29 y Callejón Parra. Para Lascano, los laicos que actualmente dirigen Fe y Alegría están muy comprometidos con la misión, visión, y los principios y valores.

“Para nosotros ha sido muy gratificante el compromiso de personas con familias, a quienes vemos trabajando sábados y domingos en favor de la educación. No es solo por vocación, sino por convicción”, indica. 

Lascano comenta que durante décadas las obras de Fe y Alegría se encontraban únicamente dirigidas por sacerdotes y ciertos centros educativos administrados por religiosas. En Guayaquil, Tepeyac fue presidido por las Hermanas de la Providencia y la Inmaculada Concepción durante 40 años; la Unidad Educativa Fe y Alegría (La 40 y la C) por las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús y la Unidad Educativa María Reina (Mapasingue Oeste) por las Hermanas de la Asunción. “Actualmente están dejando la administración porque se han dado cuenta de que lograron su cometido, dando paso a gente con nuevas ideas, pero una espiritualidad marcada por el carisma de Fe y Alegría”.

En todo el mundo, Fe y Alegría es considerada pionera de la educación popular. En Ecuador es, en orden de importancia, la segunda red educativa, únicamente superada por las instituciones del Estado.