Falta de señalética, una trampa para vehículos y conductores
Las señales de tránsito son fundamentales para el correcto andar de transeúntes y automotores. En Guayaquil la señalización de calles es deficiente y en algunos casos está mal colocada o no existe.
Las señaléticas se dividen con colores: preventivas (amarillo), reglamentarias (rojo) e informativas (azul), según especifica la Comisión de Tránsito del Ecuador.
En la av. Carlos Julio Arosemena, desde el km 1,5 las falencias son notorias: desgastes de la pintura reflectiva de los muros divisores de los carriles de la Metrovía y pasos cebras poco visibles.
La arteria no cuenta con indicadores preventivos de la llegada de pasos a desnivel. Las estructuras tampoco han sido dotadas con tachas, líneas continuas y laterales, letreros de peso permitido o altura máxima.
Para los peatones las señaléticas de información en las aceras son nulas. Los letreros de zona escolar son escasos o poco visibles, en especial en los alrededores de unidades educativas, puestos de socorro, servicio telefónico.
Esta situación se repite en la vía a Daule y son -a criterio del ciudadano Guillermo Pérez- las razones de los accidentes de tránsito.
El hombre de 58 años de edad menciona que en las noches todo se complica y más si está lloviendo con intensidad, como ha sucedido en las últimas semanas.
Pérez afirma que este mal servicio es una forma de alejar a los turistas que llegan en sus vehículos a la ciudad.
“Uno sabe por costumbre a donde va y qué camino tomar, pero imaginen lo complicado que debe ser para un conductor de otro cantón o de otro país llegar a un punto; esto debe corregirse”, insiste.
Desde el km 6,5 hasta el norte, la vía a Daule es una trampa. Altos muros separadores de carriles no cuentan con pintura reflectiva y en las noches los vehículos se van contra ellos.
En los pasos a desnivel a la entrada de la ciudadela la Florida y del sector Juan Montalvo los vehículos cambian de carril en zigzag, y las motos y los autos rebasan el límite de velocidad de 40 km/h.
Esta última violación de tránsito implica una multa de $ 115,80, según el artículo 389 literal 6 de la Ley de Tránsito. En el viaducto de la avenida Isidro Ayora, Bryan Adrián afirma que si no fuera por los semáforos, transitar por esta vía sería un completo desastre.
Adrián recuerda que cuando empezó a circular por este sector se dirigió por sentido común ante la ausencia de directrices.
“Las clases que tomé para manejar mi moto me sirvieron, pero de a poco me he olvidado porque muchas señales o están mal ubicadas o simplemente no corresponden a lo que debe ser”.
Este guayaquileño, de 32 años, reflexiona sobre las multas que impone a los conductores la Autoridad de Tránsito Municipal (ATM) por no respetar las señales. Se pregunta quién es el responsable y a quién se debe sancionar por mantener a la ciudad sin la señalética debida.
Feliciano Díaz, ciclista por más de cinco años, cree que de existir una mejor disposición por parte de los funcionarios sobre la señalización de la ciudad, la educación mejoraría entre conductores, peatones y los mismos ciclistas. Estas situaciones no son ajenas en el sur de la ciudad.
El paso elevado de la calle Portete y de la av. José Vicente Trujillo no está señalizado, algo similar ocurre con el distribuidor de tráfico que conecta la vía Perimetral con la av. 25 de Julio. (I)
Paraderos
Espacios mal utilizados
La mala disposición de las señales de tránsito es evidente en avenidas como la Isidro Ayora, donde los paraderos de buses son usados como parqueos públicos. Existen discos pares en peatonales cerradas al paso de automotores.
3 puentes en la av. Carlos Julio Arosemena no tienen señalética para conductores o transeúntes.
Nula visibilidad en lluvias
La subida de los puentes no tiene pintura reflectiva que avise en las noches la presencia de una estructura.