El incendio que se registró en el edificio Las Cámaras, en julio pasado,  fue el referente que tomaron en consideración varios docentes de la Universidad Católica de Guayaquil (UCSG) para investigar si la entidad académica está preparada para afrontar este tipo de siniestros.

Los estudiantes de la Facultad de Arquitectura fueron los encargados de elaborar un estudio en los edificios de 9 unidades académicas que albergan a una población estimada en 15.000 personas.

Claudia Peralta, docente de la facultad, explicó que como parte de sus estudios, los jóvenes deben elaborar un proyecto que sea de utilidad a la comunidad.

“Tras el incendio de Las Cámaras, con los compañeros vimos que los edificios de Guayaquil siempre dejan de lado o descuidan las medidas exigidas por el Cuerpo de Bomberos”, aseguró Peralta.

El Municipio de Guayaquil, en la Ordenanza Sustitutiva de Edificaciones, obliga a las edificaciones a contar con estructuras que permitan prevenir y afrontar los incendios (Arts. del 25 al 30).

Entre ellas, escaleras de escape a prueba de fuego, rampas para minusválidos, barreras cortafuego  y especificación de rutas de escape.

En las instalaciones de la UCSG, por ejemplo, los estudiantes detectaron varias fallas en el sistema de control de incendios.

Cristian Torres, estudiante del sexto semestre de la carrera de Arquitectura, comentó que en ninguna de las edificaciones de la UCSG hay un plan preventivo acorde con la población académica.

“Se recomendó la instalación de señalética, extintores en zonas estratégicas, detectores de humo y luces de emergencia”, manifestó Torres.

Una de las fallas más notorias en los edificios de la UCSG es que la mayoría de las puertas de ingreso abre  hacia adentro cuando lo recomendable, en una ruta de escape, es que sea hacia afuera (Art. 54 del Reglamento de Prevención de Incendios del Cuerpo de Bomberos de Guayaquil).

“Muchas de las facultades no tuvieron cuidado en ese detalle y proporcionamos alternativas para la ubicación de nuevas puertas dentro del sistema de seguridad y riesgo de incendio”, aseguró Torres.

Los únicos elementos disponibles para controlar flagelos, acotó el estudiante, son “unos cuantos extintores y luces de emergencia, pero detectores de humo y especificación de rutas de escape mediante señalética es nula”.

Carlos Castro, coordinador académico de la Facultad de Arquitectura, afirmó que los últimos edificios construidos en la UCSG cuentan con el número adecuado de extintores, pero no   las instalaciones más antiguas.

“Apenas se halló uno o dos extintores, en promedio, lo cual es insuficiente en el momento   que ocurra una tragedia”, dijo Castro.

Los proyectos sugeridos por los estudiantes fueron entregados en los respectivos decanatos para que cada unidad conozca de la inversión requerida para revertir las deficiencias detectadas.

“Estamos hablando de edificios que no nacieron con un concepto de riesgos originalmente”, indicó.
Se entregaron los planos con los elementos requeridos, rutas sugeridas de escape y presupuesto estimado para implementar el sistema idóneo para enfrentar los incendios.

Según Castro, entre abril y septiembre se desarrolló la investigación para elaborar el presupuesto, aunque no especificó el monto total de inversión.

En total, participaron  35 alumnos de la Facultad de Arquitectura  para diseñar los diferentes planos de los edificios, señalética de evacuación de emergencia   y el presupuesto que las autoridades de la UCSG requerirán para remediar la situación.