Una pequeña selva hay a 20 minutos del centro de la ciudad. El olor a tierra húmeda, fango, abono y misteriosos rugidos son el preámbulo de un recorrido, de una hora y media, lleno de descubrimientos de las diversas formas de vida que existen en sectores de la Costa, Sierra, Oriente, región Insular y hasta de otros continentes.  

El rugido de decibeles intimidadores, en el kilómetro 26 de la Vía a Daule, interrumpe el trinar de las aves y hasta parece que detiene el golpe de las hojas que se mueven constantemente por el viento. ¿Es un león, un tigre o una pantera? La pregunta, que aparentemente es recurrente entre quienes van por primera vez al Zoológico El Pantanal, es respondida por los guías, tal vez, de la misma forma para no romper con la magia del enigma: "Al final del recorrido se sabrá lo que es". 

El color rosado de varios flamingos da la bienvenida a los visitantes de este espacio que tiene nueve años de existencia y que funcionará en este feriado, de 09:00 a 17:00. Las aves de piernas largas, originarias de Santa Elena y de la región Insular, comparten su espacio con cinco tortugas Galápagos, que por sus casi imperceptibles movimientos y color se asemejan a estatuas de piedra. "Viven de 80 a 100 años", precisa la guía.

Pero de entrada, en la primera de las 50 paradas, está una nueva especie, un nuevo huésped: El piquero patas azules. Esta ave, de la región Insular, permanece en el lugar desde hace seis meses, porque fue encontrada extraviada en el Golfo de Guayaquil. "Pero cuando se recupere del daño en el ala, será soltada cerca de su hábitat para que regrese allá".

Luego empieza un desfile de monos de diversos orígenes (América, Asia y África), tamaños y colores: de manto negro (por su color), de bolsillo (por el tamaño), payaso (por mancha en la boca), chorungo, araña (por su forma)  y capuchino (igual al monumento de la entrada de uno de los túneles del norte). A esta especie se suman el macaco de japón, lemur de cola de ardilla (que sale en la película Magadascar) y mandrín negro.

Aparte de los anteriores, las aves (omnívoras, carnívoras y herbívora) son la otra colonia más numerosa en dicha zona de reserva natural: canclón (tiene una especie de cuerno en la cabeza), pavo real, tucán galiblanco, guacamaya, loro, águila arpía (el ave más fuerte, con un metro de alto), búho cornudo, águila andina, lechuza de campanario (su nombre responde a que siempre se esconde allí), búho enmascarado, paukil (pavo del oriente), buitre, gallinazo rey y avestruz.

Las otras clases de animales que por sus dimensiones y poca difusión de su existencia atrapan las miradas son la guatusa y la capibara (el roedor más grande del mundo, con más de un metro de largo). El tapir, el mamífero de mayores dimensiones en América del Sur, con un tamaño mayor a los dos metros de largo, es otro de los animales por los que más preguntan.

“No es roedor”, aclaran los guías cuando por su oscura piel se le intenta relacionar con la capibara. En el viaje por el zoológico también se desmitifica la idea de que todos los feroces lobos son grandes. Aquello se comprueba con la observación del lobo de la costa, el cual, similar a un perro chihuahua, solo alcanza 30 centímetros de alto. Aunque también se ratifica que hay otros animales, como el oso perezoso, que reafirman su fama: duerme 22 horas al día, por su metabolismo lento.

La cebras (hay una recién nacida), jaguares, puma, tigre de bengala y camellos son los más  buscados para las fotos.
Pero ninguno como el león, el cual, para marcar territorio, no deja de rugir en todo el trayecto hasta que se lo tiene frente a frente, al final del recorrido.