Los veterinarios privados brindaron ayuda
En Guayaquil se asistió a las mascotas de Manabí
A diario, para cientos de mascotas en Ecuador, mantenerse vivas es cuestión de supervivencia. Aunque existe la contraparte: las mascotas que viven sobre todos los lujos y que son más educadas que el mismísimo Carreño.
Sin embargo, la mayoría de mascotas padecen en el país, ya sea porque fueron olvidadas o por algún tipo de enfermedad. Perros y gatos de todas las razas vagaban sin dueño y sin cuidado por las calles de las ciudades de las provincias de Manabí y Esmeraldas, localidades que fueron afectadas por el terremoto del 16 de abril. Encontrar comida fue, sin duda, un reto diario para estos animalitos que se conformaron con desechos hallados en las veredas.
La Organización Mundial de Sanidad Animal, en 2008, estableció: “El bienestar animal se refiere a cómo un animal enfrenta las condiciones en que vive. Un bienestar apropiado exige la prevención de enfermedades y cuidados veterinarios, albergue y nutrición”.
Esta recomendación no se cumple en el país. Aquí se puede apreciar mascotas sin hogar, sin atención médica y reproduciéndose a diario. A raíz del movimiento telúrico en medio de escombros se logró rescatar a más de una mascota con vida, pero con un dolor indescriptible que reflejaban en sus miradas; unos por extrañar a sus dueños y otros por golpes y heridas ocasionados por la caída del material de construcción sobre ellos. Así lo mencionó Mayte Verneviel, voluntaria de Mansión Mascota.
Con cuadros de deshidratación, desnutrición, fracturas y laceraciones. Veterinarias aliadas, como Dr. Pet, Animalopales y Mansión Mascotas, recibieron a más de 85 perros y gatos afectados por el terremoto, a los que albergaron y brindaron la atención médico-veterinaria, mejorando así la calidad de vida que llevaban. Hoy los animales se encuentran en albergues estables y llenos de alegría, a la espera de ser adoptados por nuevas familias o reencontrarse con las suyas. (I)