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En el Chota los niños sueñan con ser futbolistas

Mientras doña Rosa trabaja en su domicilio, su hijo Jonkene sueña con ser futbolista.
Mientras doña Rosa trabaja en su domicilio, su hijo Jonkene sueña con ser futbolista.
Foto: cortesía de la UCSG
25 de junio de 2016 - 00:00 - Josselyn Villón, estudiante de la UCSG

El Valle del Chota es un pequeño poblado  ubicado al norte del país en la provincia de Imbabura, tierra de afroecuatorianos agricultores que sobreviven del fruto de su trabajo, pero que en los últimos años la mirada de todo el país se ha posado sobre la comunidad. ¿El motivo? El talento de sus jóvenes en el manejo de la pelota. Los ecuatorianos aún recordamos los goles de Agustín Delgado, el juego de Ulises de la Cruz o el manejo de pelota que paseó por toda Europa Édison Méndez. Estas leyendas del fútbol ecuatoriano nacieron en el Valle del Chota y le han dado un lugar en el mundo a este poblado. Todos ellos tienen un dominio de balón exquisito y han sido un gran aporte para el desarrollo del fútbol nacional.

El lugar es un sitio en donde habita gente pobre, pero que está cargada de sueños. Un gran número de pobladores se dedican a la agricultura, pero pocos quieren heredar el oficio de sus padres y abuelos.

Los pequeños tras el balón

En la actualidad la situación ha cambiado: ahora hay luz y agua potable; lo que no ha cambiado es la cancha de tierra, el Juncal, donde la pelota no es de cuero sintético  de marca Nike o Adidas.

En esta cancha es en donde nacen los sueños de jugar algún día en Wembley o en el Bernabéu. Ahí, corriendo detrás del balón descosido, comienzan las historias más grandes del fútbol que ya están escritas; y otras tantas que aún faltan por escribir. El Valle es el hogar de Jonkene Chalá y Bryan Arleico, dos menores que piensan en sus ídolos, dos niños que aspiran a llegar lejos con el balón en sus pies. Jonkene va a la escuela, deja su maleta y sale corriendo con la emoción que tienen los futbolistas en una final, la diferencia es que todos los partidos son una final para Jonkene.

Bryan, por su parte, termina sus deberes y llega a las 15:00 a la cancha. Aunque algo atrasado, tiene tiempo para jugar  2 partidos. Doña Rosa es la mamá de Jonkene, tiene 6 hijos y los mantiene sola después de que su marido la abandonó. Ella tiene un negocio de comida con el que saca el dinero para mantener a todos. “Él me ayuda a pelar las papas, es un buen niño. A veces me hace dar coraje porque se fuga de la escuela para jugar. Todo el tiempo pasa con un balón en la mano”, comenta Rosa. Jonkene confiesa que quiere tener dinero para que su mamá deje de trabajar, tenga una casa grande y  pueda verlo jugar fútbol. “Yo quiero ser futbolista profesional, ganar mucho dinero y darle una buena parte a mi mamá para que deje de trabajar tanto”.    

Las enseñanzas del ‘profe’  

Bryan se prepara en la cancha con el profesor Juan Cervantes, un vecino del sector que ha tomado el papel de maestro del fútbol. Él comenta que los chicos prefieren jugar fútbol antes que ir a la escuela, pero su misión es guiarlos, enseñarles que la escuela es importante, que sin educación no tendrán éxito, un mensaje positivo que ha tenido mucha cabida en los muchachos del sector.

“Yo les enseño a jugar, a dominar el balón, pero también les digo que es necesario que estudien. Que ellos necesitan ir a la escuela a aprender. Muchos quieren emular lo que hizo Agustín Delgado, pero le aconsejo que para ello deben también estudiar. Y lo hago porque si no pueden ser futbolistas deben tener otra opción. Algunos entienden el mensaje, pero la aspiración general de los niños es el fútbol”.

El ‘gato’, como lo conocen a Bryan, ha decidido estudiar para ser alguien en la vida; si no se le da espacio en el fútbol será policía, para tener un sueldo con el que pueda ayudar a su familia, aspiraciones que comparte con muchos niños del Valle.

Los muchachos son conscientes de lo difícil que es llegar a las grandes ligas por la falta de apoyo que existe, pero siempre sonríen y celebran al  ritmo de la bomba; ellos no pierden la alegría única, esa alegría que solo te la puede dar el fútbol.

Mientras la bullaranga se escucha por todos lados. Los chicos corren detrás del balón... algunos aseguran ser Agustín Delgado y piden un centro para cabecear. Otros dicen que son Ulises De la Cruz.

Cada uno tiene un ídolo y un sueño que cumplir. La aspiración general es el fútbol, no solo por hacerse famosos sino también por escapar de la pobreza.

Ecuador está atento a lo que realizan las futuras glorias del deporte rey y es por eso que en Guayaquil ayer se exhibió en el antiguo MAAC el documental ‘Sueños del Chota’,  producción que expone el amor por el fútbol en los habitantes del Valle más futbolero del país. (I) 

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