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Muchos de ellos colaboraron por más de 8 horas

El voluntariado llegó de la mano de las universidades

Desde diferentes sectores de la ciudad y de todas las universidades llegaron los estudiantes para ayudar con la selección de las donaciones.
Desde diferentes sectores de la ciudad y de todas las universidades llegaron los estudiantes para ayudar con la selección de las donaciones.
Foto: Cortesía ULVR
23 de abril de 2016 - 00:00 - Katherín Castillo A. Estudiante de la ULVR

El espíritu solidario de los guayaquileños y de los habitantes de la ciudad no se hizo esperar al momento de ofrecerse como voluntarios en los centros en donde se receptaban las donaciones.

Desde las primeras horas del domingo, 12 horas después del terremoto que sacudió al país y que afectó en mayor medida a los habitantes de la provincia de Manabí, empezaron a llegar jóvenes desde varios sectores de la urbe.

El objetivo principal  fue ayudar en la selección de las donaciones que realizaban en la ciudad.

Muchos de ellos, jóvenes estudiantes universitarios, fueron coordinados por personal de la Cruz Roja y se dedicaron a separar la ropa por tallas y géneros, así como los productos alimenticios.

“Se separaron galletas, atunes, sardinas, agua, fideos, tarros de leche, paquetes de pañales; todo para que se haga más fácil la entrega”, aseguró Johana Ruiz, estudiante de la Universidad Agraria.

“Es muy satisfactorio ver cómo llegan de todos los sitios de la ciudad a donar algo. Muchos han comprado en los supermercados para donar, otros decidieron compartir lo poco que tienen con quienes más lo necesitan. Eso me ha conmovido porque pocas personas tienen algo que les sobre, pero decidieron donar lo poco que poseen”.

Glenda Soriano, estudiante de Arquitectura de la Universidad de Guayaquil, asegura que no dudó en servir al país. “Es una forma de ayudar a nuestros hermanos de Manabí. Yo solo pude aportar con 5 latas de atún, pero decidí ayudar en los centros de acopio. Ayudé a seleccionar ropa por edades y también serví como cadena humana para embarcar los paquetes a los camiones. Mi corazón con los damnificados”.

Willy Calderón, en cambio, ha cargado bultos desde el domingo. Este estudiante de Filosofía, de 20 años, asegura que no está cansado y que sus ganas de ayudar pueden más que el agotamiento. “No voy a rendirme, este país debe estar unido y ser solidario con quienes lo necesitan”. (I)

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