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El transporte fluvial vive su apogeo en el Suburbio

El transporte fluvial vive su apogeo en el Suburbio
29 de mayo de 2012 - 00:00

“Aquí canoa, choferes sin licencia”,  reza en un letrero pintado sobre  una casa ubicada donde termina la calle Santa Elena, a orillas del estero Puerto Liza. El rótulo, ubicado en una pared de  madera, también especifica los turnos de los “choferes” que encontraron trabajo,  indirectamente,  con  la remodelación del puente de la A.

Desde que el Municipio de Guayaquil comenzó la restauración del viaducto en el Suburbio oeste, el cual fue desmontado completamente, hubo algunas modificaciones en el sector.

Varios negocios decayeron   por el cambio de las rutas de las   líneas 45, 32, 38-1, entre otras, que generaban un alto flujo de transeúntes en el área.  No obstante, otros  se fortalecieron,  como     el transporte de canoas, que surgió porque hay  personas que prefieren pagar entre $ 0,10 y $ 0,25  para cruzar el estero en tres minutos, antes que tomar  un bus y desviarse cerca de 15 cuadras para  atravesar   la ribera, en aproximadamente 20 ó 30 minutos.

Alrededor de las 14:00 de un día laborable, Manuel Blanco, de 52 años, se come un cebiche de camarón como almuerzo, mientras descansa antes de seguir transportando personas en canoa. 

Pero meses atrás, cuanto aún estaba el puente,  en vez de estar saboreando el producto  costeño a esa hora,  era uno de los que  se encargaba de capturarlo estero arriba para comercializarlo.

“Ahora alquilo la canoa a $ 5 el día. Tiene capacidad para 25 personas por viaje,  por lo que en tres vueltas,  cuando está llena, ya tengo la renta diaria”.

Manuel y su hermano Eduardo cubren turnos de 12 horas cada uno (de 06:00 a 18:00 y de 18:00 a 06:00) para sacar mayores ganancias por el negocio que terminará cuando el puente esté habilitado nuevamente. Esto es, según la nueva prórroga del Cabildo, dentro de cuatro meses.

Los pasajeros que más demandan la utilización del transporte son los estudiantes, que pagan $ 0,10   (los     adultos,  $ 0,20). En los  feriados y fines de semana el valor es   $ 0, 25, en general.

Carlos Orejuela, habitante del Suburbio oeste, al igual que Blanco se dedicaba a la pesca hasta junio de 2011 en el estero Puerto Liza. Con la marea alta, pescaba   bagre y lisa,  en la zona anexa al denominado Estero del Muerto, donde termina Puerto Liza.

Sin embargo,  por escasos 30 metros -de orilla a orilla-, Orejuela obtiene $ 0,15. Para él  resulta más rentable este negocio, aunque   se mostró reacio a revelar su ganancia neta. “Gano como mil dólares”, bromeó.

Tres   personas establecieron sus negocios temporales de transporte  en canoas (los hermanos Blanco y Orejuela) desde que  en junio del año pasado  el puente de la A  es remodelado.

Al otro lado del ramal

Sin embargo, no todos los comerciantes del sector  se sienten  beneficiados como los canoeros con la interrupción de la vía que conduce hacia las calles  10,  11 y 12.

Según Manuel Zambrano, quien   más habita en Pancho Segura y la 10 desde hace más de  dos décadas ,  en la orilla en que vive (ribera este) el comercio fue afectado, incluso algunos negocios han cerrado.

“La actividad comercial está del otro lado (ribera oeste),  porque allá  los buses hacen estación”.
Efectivamente,  en el sector que señala el ciudadano, se estacionan  las líneas  93, 128, 90, 50, entre otras; y allí  hay  mayor número  de locales que en el lado en que se encuentra  Zambrano.

Segundo Márquez, quien vive en el sector desde que era niño, cambió su negocio de venta de yogur hacia el lado de las estaciones de buses.

“De ese lado (calle Otavalo en la ribera este) tenía de vecinos a unos colombianos y una panadería que les dejaba ganancias de hasta $ 700  mensuales,  pero  hasta ellos cerraron por la falta de demanda”.

Actualmente, el comerciante hace gastos adicionales desde junio del año pasado, pues  invierte $ 0,60  extra por el traslado de sus hijos, en canoas, hacia el colegio Otto Arosemena,  y además  paga  por los servicios de las  tricimotos.

Anteriormente, cuando estaba habilitado el puente,  las embarcaciones  cobraban entre $ 0,15 y $ 0,20  para trasladar a las personas hacia el extremo de  Puerto Liza, pero cuando fue desarmada la estructura,   el valor se incrementó, según precisa Márquez,  a $ 0,25 y $ 0,30.

Este mes   concluyó la hincada de los 20 pilotes del viaducto que sostienen los cuatro cabezales del pueste; ahora,  en el sitio, se realiza el montaje de las 45 vigas.

Se han instalado  una barca y una grúa hidráulica, y  más de 30 obreros colaboran  en  la colocación y montaje de las  piezas mencionadas.

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