El taxímetro, un dispositivo empleado solo en ocasiones
“Nadie me pide que encienda el taxímetro”. La frase de Pedro Mite se repite entre los conductores profesionales del servicio de taxi que recorren con sus vehículos la avenida Francisco de Orellana y otras calles del centro de Guayaquil.
Aunque el dispositivo es de uso obligatorio para los conductores, según el artículo 141 literal J de la Ley Orgánica de Tránsito y Transporte Terrestre, los taxistas consultados por este diario, aseguran que la ciudadanía prefiere fijar la tasa de la carrera verbalmente.
“A mí me daría igual usarlo, pero la gente se niega, están convencidos de que la carrera les va a costar más o de que se les va a estafar”, asegura Jaime Peralta, conductor.
Rolando Cevallos, gerente de la empresa de transporte Servifast, dedicada a la instalación de este dispositivo, coincide con ese criterio.
“En Guayaquil hay cierto segmento de taxistas convencionales que no utilizan el taxímetro, probablemente por la idiosincrasia de la gente, que está acostumbra a transar el servicio por miedo a que la carrera le salga más cara”.
Cevallos asegura que el usuario debe conocer cómo funciona el taxímetro para que así el aparato marque correctamente el valor, que luego se imprime en una factura.
“Los aparatos vienen diseñados bajo la norma INEM, cuando un vehículo sobrepasa los 12 km por hora, el taxímetro debe marcar la distancia; y cuando viaja a una velocidad menor a 12 km por hora, debe marcar tiempo”.
Cevallos añade que el cliente debe tener claro que al tomar un taxi, el usuario escoge la ruta. “Las rutas más cortas en distancia necesariamente no son las más cortas en tiempo”.
Los conductores que laboran en el centro comercial Policentro, que tienen sus carros equipados con taxímetro, aseguran que no lo utilizan porque la gente no lo solicita. “Los únicos que me han pedido que les facture con taxímetro son los extranjeros”, expresa Richard López.
Para otros, como Andrés Macías, ofrecerle a un usuario prender el taxímetro y facturar la carrera, puede significar una pérdida económica.
“No les pregunto porque sé que nadie le tiene confianza al taxímetro, incluso me arriesgo a perder la carrera si me pusiera estricto con el tema; el usuario no sabe de estas cosas”, dice el conductor.
La multa establecida en la ley por “no utilizar el taxímetro las 24 horas, alterar su funcionamiento o colocarlo en un lugar no visible para el usuario” es del 15% de la remuneración básica unificada y una reducción de 4,5 puntos en la licencia de conducir, ya que se trata de una contravención leve de tercera clase.
A diferencia de Guayaquil, donde los choferes consultados aseguran que el aparato funciona como un “adorno”, en Quito existe una mayor cultura de uso del taxímetro.
Para el concejal Pablo Ponce, miembro de la Comisión de Movilidad del cabildo quiteño, durante 6 años, esta cultura se forjó a través de una intensa campaña publicitaria.
“Nosotros usamos ejemplos concretos para que los ciudadanos conozcan cuanto cuesta, por ejemplo, ir desde el aeropuerto a tal hotel”.
Ponce considera que cuando se establece una ordenanza o ley, es importante difundirla entre la población: “Son los ciudadanos los que presionan para que los taxis tengan el taxímetro”.
Otro aspecto relacionado directamente con el taxímetro, es el tarifario establecido para el cobro del kilometraje y el tiempo.
Cevallos dice que los valores establecidos por la Agencia Nacional de Tránsito deben revisarse, pues “no se han tocado desde hace mucho tiempo y están por fuera de la realidad operativa”, asegura.
La tarifa diurna (05:00 a 22:00) contempla un arranque del vehículo por 0,35 centavos de dólar, 0,26 por cada km y 0,06 por cada minuto de espera.
Los valores de la tarifa nocturna (22:00 a 05:00) son de 0,40 centavos el arranque, 0,30 cada kilómetro y 0,08 el minuto de espera. Se cobrará $ 1,10 por la carrera mínima.
Este diario hace varios días envió una solicitud de información a la Comisión de Tránsito del Ecuador (CTE) para conocer los controles que se realizan al cumplimiento de este reglamento; no obstante, hasta el cierre de la edición, el Departamento de Comunicación respondió que se estaba tramitando la respuesta.