La historia de Chanduy está atada a la pesca. En las calles se observan camionetas que salen de la playa cargadas de mariscos y buses que llegan con turistas.

En el puerto, decenas de pescadores y comerciantes compran y venden los productos marineros. Las pequeñas embarcaciones llegan cargadas de peces. “Venga, compre barato pescado fresco”, grita Venancio Borbor, de 58 años.

Antes de arribar a este lugar, ubicado  a 111 km de Guayaquil, se debe atravesar pueblos como Pechiche y Manantial desde donde se escucha lejano el mar.

Chanduy está ubicado a orillas del océano. Tiene un puerto propio unido por 2 puentes y 2 terraplenes que pasan sobre 2 esteros pequeños. Ya en su playa se atisba un moderno paradero turístico que se inauguró el 4 de febrero pasado. El sitio cuenta con pérgolas, un patio de comidas y baterías sanitarias para dar mayor comodidad a los visitantes. Sara Ríos, oriunda de Guayaquil, cuenta que visita el balneario desde hace más de 20 años.

“El cambio se nota. Hace 2 décadas Chanduy destacaba por ser un puerto pesquero y nada más. Su playa no tenía promoción y el poblado tampoco prestaba las comodidades que requiere un turista. Ahora veo que tienen lugares para hospedarse y cuentan con un paradero turístico en donde ofertan su gastronomía marinera y tiene duchas y baños”.

El histórico museo

Otro de los atractivos que está cerca de Chanduy es el Museo Arqueológico Real Alto, ubicado en la carretera principal a la altura de la entrada a la Comuna El Real. Ahí se puede observar restos arqueológicos en cerámica y barro cocido. También edificaciones y referencias de las formas de vida y costumbres de antaño.  Las casas de madera y la forma de cocinar los alimentos es lo que más destaca en las viviendas.

En el apacible pueblo destaca un parque remodelado y la iglesia de San Agustín que en 1734 fue construida de guayacán y laurel, pero que en 1990 fue reemplazada por una moderna estructura de hormigón. En el interior del templo se veneran las imágenes de San Agustín, la Virgen de las Mercedes y del Cristo Resucitado.

Vicente Valle Orrala, un pescador de 62 años, asegura que en Chanduy los habitantes siempre se han dedicado a la pesca.

“Desde los 8 años nuestros padres y abuelos nos enseñaron el oficio. Somos pescadores por herencia, pero desde finales de los años ochenta, un 10% de la población se dedicó a la construcción, y en la última década, al turismo. Los dirigentes políticos apuntaron a los visitantes y les está yendo bien. Mucha gente de Guayaquil y de otras ciudades nos visita. Ya no somos el modesto pueblo pesquero. Ya hay gente que nos quiere visitar”.

La playa de Chanduy tiene cerca de 800 metros longitud. Posee  arena gruesa de color gris.

Aunque no es un sitio para practicar surf, sus olas miden más de 2 metros de altura.

“Eso ha generado que amantes del deporte visiten con frecuencia el poblado, cuenta Roberto Yagual, un chanduyense de 50 años dedicado a la albañilería.

Una buena gastronomía

Los mariscos que se ofertan en Chanduy están entre los principales atractivos. Pero lo propio de la localidad es la extracción de la michulla del estero de Chanduy, que no es otra cosa que un molusco que sirve para la elaboración de un ceviche al que se le atribuyen poderes afrodisiacos y excelente sabor.

Además se oferta la lisa asada acompañada de maduro, sancocho  y estofado de pescado.

Daysy Beltrán, quien habita en Manta, asegura que el michulla es exquisito y que viajó a Chanduy en el último feriado por recomendación de sus hermanas.

“Creo que la parroquia tiene un gran potencial en su gente. He visto cómo atienden a los turistas. Han invertido en la construcción de la carretera y del parador turístico”. (I)

Durante la mañana, pequeños botes desembarcan los peces atrapados en el mar.