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Vecinos de casas colectivas de Gómez Rendón cuentan buenas noticias

El pequeño ‘Bronx’ que habita en Guayaquil

Los bloques que conforman las casas colectivas están en completo deterioro por falta de mantenimiento. Foto: José Morán.
Los bloques que conforman las casas colectivas están en completo deterioro por falta de mantenimiento. Foto: José Morán.
14 de diciembre de 2014 - 00:00

Por Xiomara Banda y Lisset Balón,  U. Laica Vicente Rocafuerte

Un grupo de muchachos con aspecto rudo le han dado la fama de vecindario conflictivo. Por ello  muchos extraños no están dispuestos a entrar y al escuchar “Casas colectivas” evitan caminar cerca del sitio que, se rumorea, es zona roja.       
Al lugar se lo ha calificado como el ‘Bronx’ de Guayaquil. Aunque sin conocer el barrio neoyorquino, hay quienes creen que el sitio guayaco es semejante al condado que pertenece a la Ciudad de Nueva York.

Al ingresar a los bloques 1 y 2 se aprecian las paredes con humedad que reflejan descuido. Sus pisos, marcados por huellas de personas que van y vienen, tienen una apariencia tétrica. “Un olor a madera vieja, marihuana y desinfectantes se percibe en el ambiente”, relata Mario Chamba. Dentro de la vecindad se aprecia ropa sobre cordeles y basura desparramada. En varios de los departamentos es común ver mangueras de agua que ingresan por las ventanas, porque las viejas tuberías dejaron de funcionar.

Los habitantes de este vestigio arquitectónico de la década del 50 son muy sigilosos cuando ven personas ajenas al sector. Miran de reojo y se esconden tras las cortinas.   

En medio de todo ese murmullo, está Nancy Espinoza, de 48 años de edad. Ella vive en el lugar desde hace 20 años y asegura que el sitio no es peligroso, que las fechorías que se cometen de vez en cuando las realizan personas de otros sectores que se esconden en los bloques.

Contrario a lo que pueden pensar muchas personas, Espinoza manifiesta sentirse cómoda habitando en el sitio.


“Peligroso y oscuro “

Así como existen habitantes que viven en paz, aun en medio de los comentarios, otros aseguran que el lugar es muy peligroso. Es el caso de María (nombre protegido), de 75 años de edad. Ella dice que el sector es muy peligroso y que lo recuerda como tal desde que llegó a las casas colectivas hace 20 años.    

 “Aquí nadie habla por temor a represalias; los fines de semana  vienen carros y ponen unos parlantes potentes, música por aquí y por allá, no dejan dormir, es espantoso vivir en esta zona, dice la mujer quien asegura que no hay denuncias por temor a represalias.

La edificación está habitada por 372  familias. Algunas  han acondicionado  sus pequeños departamentos según sus necesidades y capacidades económicas.

Y aunque varias personas quieren salir de ahí no lo hacen, porque no tiene para pagar un arriendo.

Pero no todo es limitaciones. Desde el patio central se observan antenas de televisión pagada, internet e incluso acondicionados de aire; los vecinos comentan que si ellos no pagan el alquiler no es porque no quieren hacerlo, sino porque el IESS no les cobra.

Australia Chimbo, de 67 años de edad, cuenta desde su ventana que cuando ella llegó a las casas colectivas hace 45 años había hasta guardia en las puertas y que el sitio era muy limpio y ordenado. Ahora reconoce que el lugar es peligroso.

El sitio está desprestigiado por sus callejones oscuros y por el color gris de sus paredes: “quienes viven aquí son muy trabajadores, tenemos abogados, enfermeras, secretarias, jubilados. Los rumores de que hay ladrones y drogadictos están en todas partes, no solo en las colectivas”, concluye Chimbo.

Las casas colectivas son muy famosas por su mala apariencia y hasta han servido para que cantantes ecuatorianos graben vídeos musicales relacionados con la pobreza.

Niños, jóvenes y adultos disfrutan del parque, unos jugando fútbol, otros en la oxidada resbaladera o el sube y baja que se encuentran en el lugar. 

Según Melania Jurado, de 72 años, muchos habitantes sienten nostalgia al saber que se tiene previsto demoler la edificación porque la estructura está muy deteriorada.  

“Es una pena que eso ocurra porque aún con la mala fama que tiene el sitio nosotros nos llevamos bien. Muchas familias nos conocemos desde hace 40 o 50 años”, manifestó la mujer. 

Datos

Se  las construyó en 1952, en el gobierno de José María Velasco Ibarra, en la alcaldía de Rafael Mendoza Avilés.  Fue el primer ensayo de vivienda popular en el Ecuador.

El Puerto de Auxilio Inmediato (PAI)  que queda en la esquina de las colectivas tiene 30 años y funciona hasta la actualidad. Los policías de turno comentan que es como cualquier barrio popular.

La municipalidad pintó solo la fachada que da a la calle Gómez Rendón por los trabajos de regeneración urbana. En septiembre el IESS informó que plantea demolición de las casas colectivas.

La edificación de  Gómez Rendón y José Mascote es  la que tiene mayor deterioro. Las casas colectivas de Venezuela y Quito y de  Padre Solano y Riobamba están en mejores condiciones.

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