El número de tricimotos se incrementó en 59,2% en la urbe
Hugo Medina es habitante de Monte Sinaí, asentamiento del noroeste de Guayaquil y se moviliza en transporte público.
En esa parte de la urbe porteña, de caminos polvorientos y pedregosos, hay varias alternativas para trasladarse: motos (que funcionan como taxi), buses urbanos, taxis (muy pocos se atreven a ir por allí) y tricimotos (conocidas también como mototaxis).
Cuando se trata de escoger uno de esos servicios —dice Medina— la rapidez es uno de los aspectos determinantes.
La mañana del jueves, a la altura del sector de las piscinas, se subió —sin pensarlo 2 veces— en una de las tricimotos de la Cooperativa Tricimonsis (una de las dos que operan en el lugar).
En una de las peatonales hay varias estacionadas, en espera de pasajeros. “Por eso escojo este servicio. Porque a diferencia de los buses, no tengo que esperar mucho tiempo”, comenta.
Abordó el vehículo, junto a una mujer y a un menor de edad, y se fue hacia Shiblón, un sector alejado de la Avenida Casuarina.
Según la Autoridad Municipal de Tránsito (ATM), en el último censo (efectuado el mes pasado) se presentaron 4.300 unidades.
En cambio, en 2007 la Agencia Nacional de Tránsito (ANT) registró a 2.700 automotores (en Guayaquil).
Eso significa que el parque automotor se incrementó en 59,2%, en los últimos 9 años.
Este tipo de vehículos, de acuerdo con la Ley de Tránsito, solo tienen permitido circular por las calles alternas, por donde no existen buses urbanos.
Hace pocas semanas movilizaban a pasajeros por la Avenida Casuarina (principal). Sin embargo, este jueves las rutas se limitaron a las vías secundarias.
En algunos puntos coinciden con los colectivos y los precios son similares ($ 0,25). La diferencia radica en la frecuencia de las unidades. Vecinos del sector coinciden en que siempre hay una mototaxi disponible.
Wilson González, conductor de tricimoto desde 2008, explica que el servicio tiene alta demanda debido a que es “puerta a puerta”. Como un taxi deja a los vecinos al pie de las viviendas.
Además —dice— ingresan a zonas de difícil acceso para vehículos grandes (como los buses).
Algunas de esas zonas, carentes de infraestructura vial, son Realidad de Dios, Ciudad de Dios, Ciudad de Israel y áreas aledañas al nuevo hospital que ahí se edifica.
César Arias, de la consultora Arias y Villagómez, empresa contratada para ejecutar el censo, adelanta que hallaron algunas novedades.
Una de ellas se refiere a la seguridad en que se presta el servicio. “Las personas que van en las motos no viajan con seguridades”. También que el sector es informal. “Apenas 25% tiene permiso de operación”, señala.
De igual manera, que los recorridos predominan en el norte, “en zonas urbanas”. Los costos de los traslados coincidían: $ 0,25 por persona. Pocos tienen una tarifa de
$ 0,50.
En la actualidad, analizan los datos con el fin de efectuar el reordenamiento. En el primer registro de la ATM (precenso) tenían prevista la revisión de 2.961 unidades, pero se presentaron más. (I)
