"El negocio se mantiene en el sur"

El desarrollo industrial que marcó el crecimiento de Guayaquil no afectó a Juan José Criollo de 59 años. Él continúa en el oficio que ejerce desde hace 20 años: la venta de carbón.  Muchos de sus compañeros lo ofertan a bordo de triciclos, mientras él se dedica al comercio sobre Lorenzo, su burro, quien lo acompaña desde hace 14 años.

Criollo es oriundo de Cuenca, pero llegó a Guayaquil cuando tenía 5 años en compañía de sus padres. Vivió su infancia  en las calles Nicolás Segovia y Chambers (suroeste de la ciudad) y en la actualidad habita en la 14 y la B.

A los 14 años aprendió el oficio de su padre. Desde entonces es el único trabajo que ha ejercido.

Su jornada empieza a las 06:00. A esa hora va por la comida de Lorenzo al mercado Santa Teresita en la 30 y Maracaibo.

“Ahí las señoras me guardan verduras para el burrito. Es que el asno es ‘aniñado’, solo come coliflor y brócoli”.

A las 08:30 —después de que Lorenzo ha sido bien alimentado—  Juan se sube a su carreta.

Desde el mercado y por la calle 30 avanza 8 cuadras hasta llegar a  Camilo Destruge donde se encuentra el depósito de carbón para abastecerse.

“Ahora las ventas son escasas, por eso solo compro 2 sacos, antes adquiría 8”, manifestó.

“Al lugar acuden hombres en bicicletas y triciclos, pero el único que llega en compañía de un burro es el señor Criollo”, expresa Narcisa Torres, moradora del sector.

Ella conoce al comerciante desde hace 15 años cuando le entregaba el mineral.

Mientras Inés López, una clienta, comenta que desde hace 12 años le compra carbón a Juan.

“Es una persona muy respetuosa y amable, siempre anda de buen humor. Además despacha muy bien”, dice la mujer, quien es dueña del asadero de pollo La esquina de Inés, ubicado a 3 cuadras del mercado. (I)