Publicidad

Ecuador, 27 de Septiembre de 2024
Ecuador Continental: 12:34
Ecuador Insular: 11:34
El Telégrafo
Comparte

La tasa de desempleo es la más alta del país

El Guayaquil que ya no será (cortesía socialcristiana)

El Fortín, en el noroeste, es uno de los sectores en los que no hay calles pavimentadas, pero funciona un mall. Foto: Carina Acosta / El Telégrafo
El Fortín, en el noroeste, es uno de los sectores en los que no hay calles pavimentadas, pero funciona un mall. Foto: Carina Acosta / El Telégrafo
30 de julio de 2014 - 00:00 - Xavier Flores Aguirre*

En fiestas de julio es común escuchar frases tontas sobre Guayaquil asociada con la libertad y con el progreso. El alcalde y sus apologetas de oficio casi no hablan de otra cosa. Digo que son frases tontas, porque no se sostienen frente a un escrutinio serio. Tomemos por caso la asociación de Guayaquil con el progreso.

Crecer en Guayaquil durante la década del 80 era estar orgulloso, a pesar de todo, de dos cosas: vivir en el cantón más poblado y en la capital económica de Ecuador. Estos dos atributos que nos caracterizaron pronto desaparecerán. Su pérdida es inminente.

La pérdida de la condición de cantón más poblado del país

Desde que se realizó el primer censo nacional en noviembre de 1950 se tienen estadísticas precisas del crecimiento poblacional del cantón Guayaquil. Durante el primer período intercensal (1950-1962) Guayaquil registró un crecimiento porcentual del 4,49% y su ritmo de crecimiento se mantuvo por encima del 4% hasta entrada la década del 80. Desde entonces y hasta el inicio del nuevo milenio, disminuyó alrededor de 2%.

En el último período intercensal, comprendido entre 2001-2010 y sucedido enteramente durante la administración de Jaime Nebot, el cantón Guayaquil ha registrado su menor porcentaje de crecimiento poblacional, con solo el 1,58%. A pesar de esta disminución, en Guayaquil aumentó el número de personas pobres: en el año 2013, el 13,75% de guayaquileños vivía por debajo de la línea de pobreza (menos de $ 77,03 al mes) lo que representó un aumento del 3,71% frente a la medición anterior (en Cuenca y en Quito el índice de pobreza se situó en 6,01% y 8,51%, respectivamente).

También aumentó en Guayaquil el número de personas que viven en pobreza extrema (esto es, con menos de $ 43,41 al mes) el que se ubicó en 3,93%. Además, la tasa de desempleo en Guayaquil es la más alta en comparación al resto de ciudades de Ecuador (es del 6,96% a junio de 2014) y se estima que casi la mitad de sus habitantes vive con una de sus necesidades básicas insatisfechas.

Sin embargo, los funcionarios de la alcaldía no tienen empacho en justificar este magro desempeño económico con la excusa de la migración constante a la ciudad. Por ejemplo, una directora municipal (del programa Zumar, que opera en sectores populares) contó en una entrevista que a los habitantes de esos sectores se les explicó “que Guayaquil es la ciudad con mayor número de habitantes y con alto índice de necesidades insatisfechas debido a la migración que recibe”. Esta es una idea común, tanto en las autoridades como en los acólitos de la administración municipal. Así, la mentira del progreso se la tapa con otra mentira, la de la alta migración. Pero desde el periodismo jamás se cuestionan estas mentiras. El periodismo crítico (salvo raras excepciones) todavía está por inventarse en Guayaquil.

El dato cierto es que Quito superará a Guayaquil como el cantón más poblado del país en 2020, cuando Guayaquil cumpla el segundo centenario de su independencia. Un estatus que Guayaquil ha mantenido por más de 130 años (se estima que Guayaquil superó a Quito en población hacia 1880) se perderá, a pesar de lo cual la administración socialcristiana utiliza la idea de crecimiento poblacional para encubrir su fracaso en lo que más debería importarle: la reducción de la pobreza y la satisfacción de las necesidades básicas de sus habitantes.

La pérdida de la condición de capital económica de Ecuador

Íntimamente ligado con el fracaso descrito en el apartado anterior, está la pérdida de la condición de capital económica de Ecuador. La revista América Economía lo ha descrito de manera muy clara en un reporte de febrero de este año, con un elocuente titular: “Quito, la nueva capital económica de Ecuador”. La publicación (que se define como “la revista más leída e influyente de negocios, economía y finanzas de América Latina”, con ediciones en español y portugués y una “red de corresponsales alrededor del mundo”) argumenta su idea con cifras contundentes: mientras que las empresas de Guayaquil, Durán y Samborondón vendieron $ 42.445 millones en 2012, las empresas de Quito vendieron ese mismo año $ 68.337 millones. En Quito encuentran asiento el 19% de las empresas del país, mientras que en Guayaquil el 14%. Más decidor todavía es el rubro del crecimiento de las ventas: mientras que en Quito subieron un 15,12% en el período 2009-2012, en Guayaquil aumentaron 11,9%, menos que el promedio nacional del 13,7%.

El alcalde Nebot miente cuando dice que en Guayaquil se respira un “aire de progreso”: las investigaciones serias lo contradicen. De hecho, Guayaquil es una de las peores ciudades en América Latina para el emprendimiento de un negocio. En un estudio realizado por la misma América Economía en un total de 46 ciudades de Latinoamérica (“Las mejores ciudades para hacer negocios”, publicado el año 2013), Guayaquil se sitúa como la número 39 para el emprendimiento de un negocio. El estudio resalta que los peores indicadores de Guayaquil son el de “capital humano” (en el que obtiene una calificación de 47,5 sobre 100) y el de “infraestructura y conectividad física” (en el que registra un paupérrimo 34,4 sobre 100). Para una alcaldía que se llena la boca con hacer obras, esta calificación es reveladora de la ineficacia de su planificación y la miseria de sus resultados. El “aire de progreso” parece estar tan contaminado como las aguas del Estero Salado.  

Para peor, la metodología de este estudio de América Economía se basa en el Índice de Competitividad Urbana (ICUR) compuesto de ocho dimensiones: marco social y político, marco y dinamismo económico, servicios a empresas, servicios a ejecutivos, infraestructura y conectividad física, capital humano, sustentabilidad medioambiental y poder de marca. ¿Adivinen cuál es la dimensión en la que peor resultado comparativo obtiene Guayaquil? Si ya no son tan crédulos de las mentiras socialcristianas, acertaron: en la de “marco y dinamismo económico”. En ese específico rubro, Guayaquil es casi la peor ciudad de la región, solo por encima de La Paz y de Rosario. De 46 ciudades, Guayaquil ocupa el puesto número 43, empatada con Santa Cruz de la Sierra. Debería darnos vergüenza.

En resumidas cuentas, es inminente que Guayaquil pierda la condición de cantón más poblado del país como ya ha perdido la de ser su capital económica. Con la administración socialcristiana en el poder durante más de veinte años, Guayaquil es una ciudad que ha fracasado en combatir a la pobreza y que ha fracasado también en producir la capacidad de hacer negocios. No lo dicen las opiniones de ese “cuco” que en Guayaquil es el Gobierno Central, lo dicen los datos duros y las investigaciones serias de publicaciones internacionales. Debemos reaccionar. No puede ser que se sigan repitiendo frases vacías, mentiras que exaltan los tontos entucados por un periodismo complaciente y una alcaldía irresponsable, mientras Guayaquil pierde los atributos que la distinguían y mientras el carro del progreso (medido por la capacidad para generar riqueza y reducir la pobreza) a los únicos que termina por atropellar, es a sus propios habitantes.

Contenido externo patrocinado

Ecuador TV

En vivo

El Telégrafo

Pública FM

Noticias relacionadas

Social media